Diputados gastan millones en butacas mientras prometen austeridad

En un alarde de coherencia revolucionaria, los ilustres moradores de San Lázaro han decidido que la verdadera austeridad republicana consiste en pagar 6,687 pesos por cada asiento, porque claro, los plebeyos que usan butacas de 2,500 pesos no entienden de ergonomía parlamentaria. ¿Acaso no merecen nuestros legisladores sentarse en cojines bordados con hilo de oro mientras debaten el aumento al precio de la tortilla?

La empresa Punto Forum Comercializadora (cuyo lema debe ser Si no es un robo, no es negocio) se llevó el contrato por 5.8 millones, porque en este país, licitación pública es solo un eufemismo para reparto de tajada. El sobreprecio del 167% incluye, según fuentes cercanas al absurdo, el derecho histórico a saquear el erario.

Las nuevas butacas —320 con paleta (para aplaudir autobombo) y 547 sin ella (para fingir atención)— estarán listas para septiembre, justo cuando la ciudadanía celebre otro informe de gobierno con emoción contenida. Mientras tanto, los antiguos asientos fueron retirados con urgencia: al parecer, el olor a hipocresía ya era insoportable.

Y así, entre licitaciones fantasmas y prioridades invertidas, la democracia mexicana demuestra que su verdadero pilar es el derecho divino de los elegidos a vivir como virreyes. ¿Próximo proyecto? Alfombras rojas para que los diputados no manchen sus zapatos con la realidad.