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La corona noruega protege a un acusado de violación entre vacaciones de lujo

Mientras las víctimas esperan justicia, el círculo real noruego sigue actuando con impunidad en pleno escándalo.

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En un espectáculo que rivaliza con las mejores tragicomedias aristocráticas, el Príncipe heredero Haakon de Noruega fue capturado por los paparazzi regresando de unas exhaustivas vacaciones en Portugal, escoltando a su hijastro, Marius Borg Høiby, quien actualmente acumula denuncias por violación como si fueran puntos de viajero frecuente.

Las imágenes, difundidas con entusiasmo morboso por la prensa, muestran al príncipe Sverre Magnus —heredero del trono y futuro custodio de la dudosa moralidad familiar— descendiendo del avión como si la justicia noruega fuese un mero trámite a superar entre cócteles en Cannes y esquí en Hemsedal.

EL PRIVILEGIO DE SER INVISIBLE

Mientras diez mujeres relatan violaciones y agresiones, Høiby pasea su impunidad por Europa como un nuevo Gatsby nórdico, respaldado por abogados que insisten en que “toma las acusaciones con seriedad” (traducción: “las ignora entre brindis”). La defensa, por supuesto, niega los cargos, especialmente aquellos que involucran abusos sexuales, porque en la aristocracia, las víctimas son siempre inconvenientes.

El Príncipe Haakon, en un alarde de cinismo real, declaró su “fe en el sistema judicial”, aunque omitió mencionar que dicho sistema parece moverse a velocidad glacial cuando los acusados llevan sangre azul. “La policía lo resolverá”, dijo, como si el caso fuese un rompecabezas perdido en un cajón.

PRUEBAS O PRIVILEGIOS

Las autoridades, en un raro ataque de eficacia, reunieron mensajes de texto, testimonios y hasta videos comprometedores. Entre ellos, el de Linni Meister, quien denunció haber sido agredida inconsciente en el castillo de Skaugum —porque nada dice “fiesta real” como un presunto delito grabado—. Mientras tanto, el Palacio guarda un silencio sepulcral, porque en la realeza, el lema es: “Si ignoras el escándalo, dejará de existir”.

Meister resumió el sentir colectivo: En vez de hacer lo correcto, se escapa y va a una fiesta. El fiscal promete claridad para agosto, aunque en este circo de privilegios, lo único claro es que la justicia parece reservada para quienes no tienen apellidos reales.

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