El IMSS reinventa la rueda pero ahora con internet

En un alarde de modernidad que dejó perplejos a los mexicanos acostumbrados al papel carbón y las filas épicas, el IMSS anunció que su Modalidad 40 —esa joya burocrática donde los trabajadores pagan por el privilegio de seguir cotizando— ahora acepta pagos en línea. Sí, como lo oyen: el mismo instituto que tarda tres siglos en agendar una consulta médica descubrió el Ctrl+C y Ctrl+V del siglo XXI.

La “Continuación Voluntaria en el Régimen Obligatorio” (nombre que solo un burócrata ebrio de tecnicismos pudo inventar) permite a los ciudadanos emular a Sísifo: seguir empujando su piedra de aportaciones mensuales cuesta arriba, con la promesa de que algún día —quizás— rodará en forma de pensión digna. Eso sí, ahora sin la poesía existencialista de sudar en una sucursal bancaria.

Beneficios de pagar en línea, según el IMSS:

• Ahorrar tiempo: Lo que antes tomaba media jornada laboral (y dos pleitos con el de adelante) ahora se resuelve en minutos, siempre que tu conexión a internet no sea de la época de Salinas.
• Seguridad: Porque confiar en que el IMSS no perderá tu comprobante es tan lógico como creer que el metro llegará puntual.
• Comodidad: Pagarás desde casa, ideal para llorar en privado cuando veas el monto de tu aportación.

El proceso es tan sencillo como armar un rompecabezas sin todas las piezas: transfieres vía SPEI (ese sistema que los bancos usan para cobrar comisiones por respirar), introduces una CLABE de 18 dígitos que parece código nuclear, y rezas para que el comprobante no desaparezca en el limbo digital. “Guárdalo como si fuera tu acta de nacimiento”, advierten, lo cual es irónico considerando que el mismo gobierno perdió millones de esas.

Eso sí, el IMSS —en un gesto de realismo mágico— recuerda que primero debes inscribirte. Porque, claro, ¿para qué facilitar el acceso a la información cuando puedes enviar al ciudadano a dar vueltas entre ventanillas? Al fin y al cabo, la Modalidad 40 no es solo un plan de pensiones: es un curso avanzado de paciencia institucional.