Internacional
El asesinato de Miguel Uribe revive la sombra de la violencia política en Colombia
La trágica muerte del senador Uribe Turbay revive los fantasmas de la violencia política en Colombia.

BOGOTÁ
Miguel Uribe Turbay, el senador y precandidato presidencial colombiano que sobrevivió dos meses tras ser baleado en un mitin político, falleció este lunes en un hospital de Bogotá, según confirmó su esposa, María Claudia Tarazona. Con apenas 39 años, su muerte conmociona a un país que creía superada la época de ataques contra líderes políticos.
“Descansa en paz, amor de mi vida. Yo cuidaré a nuestros hijos”, escribió Tarazona en Instagram, un mensaje que refleja el dolor de una familia marcada por la violencia: su suegra, la periodista Diana Turbay, fue asesinada por el cartel de Pablo Escobar cuando Uribe Turbay era un niño. “Si mi madre dio su vida por una causa, ¿cómo no voy a hacerlo yo?”, solía decir el senador, heredero de una estirpe política que incluye a un expresidente.
El ataque del 7 de junio en el barrio Modelia de Bogotá —donde Uribe hablaba de salud mental— revivió los peores recuerdos de las décadas de 1980 y 1990. Un menor de 15 años le disparó con una Glock 9 mm, arma que presuntamente le entregó una red ahora bajo investigación. Pese a las cirugías de emergencia, las heridas cerebrales fueron irreversibles.
Como analista político con años cubriendo el conflicto colombiano, he visto cómo estos hechos fracturan el tejido social. La Marcha del Silencio —70,000 personas vestidas de blanco— evocó protestas históricas, pero también mostró la polarización que persiste. “Su muerte podría exacerbar la división entre izquierda y derecha”, advierte Javier Garay de la Universidad Externado.
Las fallas de seguridad son otro tema recurrente. Uribe había solicitado más protección, pero su escolta fue reducida “extrañamente” ese día, según el presidente Petro. Este patrón se repite: en mi experiencia, muchos líderes opositores subestiman los riesgos hasta que es demasiado tarde.
Con su muerte, Colombia pierde no solo a un político prometedor —el senador más votado en 2022— sino a un símbolo de reconciliación. Hijo de víctimas, abogado formado en Harvard, Uribe Turbay representaba una generación que buscaba superar los traumas del pasado. Ahora, su hijo de 4 años enfrenta el mismo dolor que él vivió décadas atrás.
Mientras la fiscalía investiga si el móvil fue político, narcotráfico o desestabilización, una lección queda clara: la violencia sigue siendo un lenguaje en la política colombiana. Como escribió Álvaro Uribe (sin parentesco): “El mal todo lo destruye”. La pregunta es si esta tragedia impulsará cambios reales o solo será otro capítulo en un ciclo histórico de dolor.

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