La carretera México-Querétaro se convierte en el nuevo canal de Venecia

En un giro irónico que solo la burocracia y la naturaleza podrían orquestar, el Valle de México ha decidido emular a Venecia, pero sin el encanto italiano. Las precipitaciones de anoche no solo regaron las plantas, sino que también regaron las esperanzas de llegar a tiempo al trabajo. Los carriles centrales de la México-Querétaro ahora son una pista de obstáculos acuáticos, donde los conductores practican el arte de la navegación urbana.

Los encharcamientos, rebautizados como “lagos metropolitanos” por los optimistas, han convertido el Periférico Norte en un safari acuático. En San Martín Tepetlixpan, el nuevo atractivo turístico es un espejo de agua tan vasto que los patos locales están considerando mudarse. Mientras tanto, las autoridades, expertas en el arte de la procrastinación hídrica, prometen soluciones “en seco” para el próximo siglo.

El avance vehicular es tan lento que algunos conductores han empezado a cultivar tomates en sus parachoques. La circulación hacia la Ciudad de México ahora requiere un kayak o, en su defecto, una fe inquebrantable en el drenaje. ¿El lado positivo? Los embotellamientos ahora tienen vista al mar.