Cazzu convierte el perreo en manifiesto feminista contra la hipocresía musical

En un acto de rebeldía literaria que dejó sin palabras a los puritanos de salón, Cazzu aterrizó en México con su libro “Perreo, Una Revolución”, un tratado donde desguaza con bisturí irónico la farsa moralista de la industria musical. Entre páginas que huelen a pólvora feminista, la artista denuncia cómo el machismo disfrazado de ritmo urbano sigue repartiendo carnets de “respetabilidad” según el escote de la cantante de turno.

“El feminismo no es un accesorio de moda, es la licuadora donde trituramos siglos de patriarcado“, declaró con una sonrisa que hacía temblar los cimientos del Auditorio Nacional. Mientras los productores que antes le pedían “más caderas y menos discurso” sudaban copiosamente, Cazzu desgranó cómo el perreo se convirtió en arma de destrucción masiva contra los manuales de buenas costumbres.

La ironía alcanzó su cúspide cuando confesó: “Escribí esto antes de ser madre, cuando aún creía que la misoginia solo vivía en las letras de reggaetón y no en los pañales de maternidad”. El público estalló en risas, mientras algún crítico musical anotaba frenéticamente: “¿Cómo se reseña un libro que te hace bailar y cuestionar tus privilegios simultáneamente?”

En un giro digno de Jonathan Swift, propuso que las academias de música incluyan asignaturas como: “Misoginia 101: Cómo sobrevivir cuando te exigen ser santa en el escenario y zorra en el videoclip”. Sus ejemplos sobre Karol G y Tokischa revelaron el doble rasero que celebra la provocación masculina pero exige recato femenino.

El colmo llegó al anunciar su gira Latinaje, donde prometió “bailar como si cada contoneo fuera un voto contra los censores de cuerpos”. Mientras los primeros 100 fans hacían cola para obtener su ejemplar autografiado, quedó claro: este no es un libro, es un acto de sabotaje cultural con coreografía incluida.