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Internacional

El despliegue federal en Washington revela tensiones entre datos y narrativa oficial

La capital estadounidense se militariza bajo una controvertida orden ejecutiva, mientras datos oficiales contradicen la narrativa de emergencia.

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Bajo la sombra de una orden ejecutiva sin precedentes, Washington D.C. amaneció este miércoles con un paisaje transformado: columnas de agentes federales y efectivos de la Guardia Nacional ocuparon calles que, según estadísticas del Departamento de Policía Metropolitana, registran los índices más bajos de criminalidad violenta en tres décadas. ¿Qué impulsa realmente esta movilización?

Fuentes del FBI, bajo condición de anonimato, revelaron a este medio que los 43 arrestos reportados durante la primera noche de operaciones incluyeron detenciones por infracciones menores, como consumo de alimentos en vía pública. Mientras, documentos internos de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego obtenidos en exclusiva muestran que solo el 12% de las incautaciones correspondían a armas vinculadas con crímenes recientes.

La contradicción es evidente: mientras el alcalde demócrata Muriel Bowser insiste en que “la seguridad colaborativa beneficia a todos”, registros del Consejo de Justicia Criminal indican que Washington ocupa el puesto 22 en violencia entre 36 ciudades analizadas, con una reducción del 18% en homicidios este año. Expertos consultados cuestionan el timing de la medida, que coincide con el inicio del periodo de sesiones legislativas clave.

Testimonios recogidos en el barrio de Adams Morgan revelan un patrón inquietante: equipos tácticos de Aduanas y Protección Fronteriza —agencias típicamente dedicadas a control migratorio— realizaban verificaciones de identidad a residentes locales. “Nunca vi tanta presencia federal ni durante los atentados del 11-S”, afirmó Luis Ramírez, dueño de una cafetería frente a la cual se registró un operativo sorpresa.

El trasfondo legal es igualmente revelador. La Ley de Autonomía del Distrito de Columbia de 1973 concede al presidente facultades excepcionales sobre la policía local, pero documentos históricos muestran que solo se invocaron tres veces en 50 años, siempre durante crisis de seguridad nacional declaradas. ¿Por qué activar este mecanismo ahora, cuando los datos desmienten la narrativa de caos?

La investigación descubrió otro ángulo polémico: el desalojo masivo de campamentos para personas sin hogar. Según registros de la Policía de Parques, 134 tiendas fueron retiradas desde marzo, aunque solo el 7% de sus ocupantes aceptó traslado a refugios. Organizaciones de derechos humanos denuncian que estas acciones violan fallos judiciales recientes que protegen a poblaciones vulnerables.

La pieza final del rompecabezas emerge al cruzar declaraciones: mientras el secretario de Seguridad Nacional calificaba la operación como “temporal”, borradores del presupuesto federal obtenidos por este medio asignan $89 millones para “infraestructura de seguridad permanente” en la capital. ¿Estamos ante un ensayo de nuevas formas de gobernanza urbana? Las calles de Washington, convertidas en laboratorio, guardan la respuesta.

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