Sheinbaum desafía a Trump con un mensaje contundente desde México

En un giro digno de Rebelión en la granja pero con traje de poder ejecutivo, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió al último episodio de “El magnate que jugaba a ser emperador”, protagonizado por Donald Trump, quien -en un arrebato de nostalgia imperial- declaró que “México obedece nuestras órdenes”, como si los tratados bilaterales fueran menú de drive-thru.

Con la solemnidad de quien anuncia el descubrimiento de la rueda, Sheinbaum proclamó: “Este es un mensaje al mundo: aquí manda el pueblo”, justo después de inaugurar el Día Nacional del Cine. Irónicamente, la escena tenía más guión que muchas producciones mexicanas: el villano que cree dirigir el reality show geopolítico y la heroína que recuerda que los libretos los escriben los ciudadanos.

Mientras tanto, en Washington, el expresidente republicano -convertido en caricatura ambulante de sí mismo- soltaba perlas como que “las fronteras eran horribles antes”, omitiendo que su solución arquitectónica fue un muro tan útil como un colador. La Oficina Oval, testigo de tantas ficciones políticas, añadía otro capítulo absurdo a su historia: la seguridad social estadounidense discutida con la misma profundidad que un tuit de madrugada.

El espectáculo, digno de una tragicomedia shakespeariana, dejaba una moraleja: cuando los gobernantes confunden Twitter con geopolítica, los ciudadanos pagan la entrada a un circo donde los payasos llevan corbata.