Bolivia se encamina a un balotaje histórico tras elecciones polarizadas

La Paz, Bolivia — En una jornada electoral que marcó el fin de dos décadas de gobiernos de izquierda, Bolivia se encamina hacia un balotaje inédito. Los resultados preliminares del conteo rápido revelaron que el senador Rodrigo Paz, un moderado que no figuraba entre los favoritos, obtuvo el 32.8% de los votos, mientras que el expresidente derechista Jorge “Tuto” Quiroga alcanzó el 26.4%. La sorpresa fue mayúscula: recuerdo cómo, en mis años cubriendo política latinoamericana, rara vez un candidato sin maquinaria partidista fuerte lograba desbancar a los pronósticos.

Para evitar el balotaje, un aspirante necesitaba superar el 50% de los votos válidos o, al menos, el 40% con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo. Paz, etiquetado como “el outsider pragmático”, demostró que la moderación aún resuena en un electorado fatigado por la polarización. En contraste, el empresario Samuel Doria Medina —quien lideraba las encuestas— admitió su derrota temprana, recordándome aquel dicho boliviano: “Las urnas son el termómetro de lo imprevisible”.

La jornada transcurrió con relativa calma, aunque no exenta de tensiones. En el Chapare, bastión del expresidente Evo Morales, el candidato Andrónico Rodríguez —exaliado de Morales— sufrió agresiones. Morales, desde su refugio cocalero, había llamado a anular el voto, una estrategia que, como he visto en otros procesos, suele fragmentar más que consolidar. Las autoridades elogiaron la transparencia del proceso, pero los analistas ya debaten si este balotaje será un pulso entre el cambio gradual y el retorno al pasado.

Lo que viene ahora es una batalla de narrativas. Paz deberá consolidar su imagen de conciliador, mientras Quiroga apelará al voto duro anti-MAS. En mis años de experiencia, he aprendido que en Bolivia, como en un ajedrez andino, cada movimiento cuenta. El tablero está listo, y las piezas, en movimiento.