Samuel García anuncia puentes mágicos para el Mundial mientras Nuevo León se hunde

En un alarde de realismo mágico futbolero, el Gobernador Samuel García desveló su último plan para convertir el Río Santa Catarina en el escenario de una fábula moderna: dos puentes arcoíris (licitados, pero no contabilizados) que conectarán el hub médico con el hub de la ilusión. “Serán simbólicos”, declaró, omitiendo que el único símbolo que los ciudadanos reconocen es el de la cuenta regresiva para el próximo desastre natural.

Los renders, más pulidos que un balón de Qatar 2022, muestran estructuras que desafían las leyes de la física y del presupuesto público. Uno nacerá frente a la Torre Rise, ese falo arquitectónico que ya tiene su propio mirador para contemplar cómo el tráfico ahoga la ciudad. El otro brotará cerca de la nueva sede de Fuerza Civil, porque nada dice “seguridad” como un puente que quizá esté listo para 2026.

El mandatario, en su rol de mesías urbanístico, también anunció 500 paraderos de autobús, porque ¿qué mejor legado para un Mundial que enseñarle al mundo cómo esperar 45 minutos bajo el sol un transporte que nunca llega? La nueva señalética será bilingüe: “Welcome to the chaos” y “Aquí hubo un árbol” en homenaje a la reforestación fantasma.

La gran colecta del “Ponte Mundial”

En un giro copiado al Vaticano, García lanzó su cruzada “Ponte Nuevo Ponte Mundial“, donde cada sector debe redimir sus pecados urbanos: las universidades crearán apps para compartir el infierno vial, las iglesias predicarán el civismo (ese concepto abstracto que desaparece al volante), y los empresarios “adoptarán” un puente, porque en Nuevo León hasta la infraestructura es de crianza.

“Con la Federación ya nos fue bien”, confesó el gobernador, en lo que podría ser la primera confesión involuntaria de que los fondos federales son el equivalente político a un milagro de la Virgen de Guadalupe. Mencionó a los alcaldes metropolitanos con la misma naturalidad con que un niño enumera sus juguetes, destacando su “gran relación profesional” (léase: pacto de no agresión mediática).

Mientras los 300 días restantes se esfuman como el agua en temporada de sequía, una pregunta flota sobre el río: ¿Construirá el gobierno puentes para cruzar o para que la ciudadanía los queme simbólicamente cuando los estadios queden vacíos?