El Mayo Zambada negocia su culpa para evitar la pena capital en EE.UU.

En un giro digno de las mejores tragicomedias judiciales, Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del Cártel de Sinaloa, ha decidido que la humildad es el mejor camino hacia la redención… o al menos hacia una celda sin inyección letal. El próximo 25 de agosto, en el teatro legal del Distrito Este de Brooklyn, cambiará su declaración a “culpable” ante el juez Brian M. Cogan, el mismo que condenó a su excolega “El Chapo”. ¡Qué pequeña es la élite del crimen organizado!

Este arrepentimiento estratégico llega tras el magnánimo gesto del Departamento de Justicia de no convertirle en un mártir con pena de muerte. Su abogado, Frank Pérez, argumentó conmovedoramente que su cliente solo aceptaría culparse si podían garantizarle seguir respirando. Una exigencia razonable para quien presuntamente inundó comunidades estadounidenses con fentanilo, esa sustancia que hace parecer el opio del siglo XIX un té de manzanilla.

La detención de Zambada en 2024 fue un episodio de traición digno de Shakespeare: según él, “El Chapito” lo engañó para asistir a una reunión cerca de El Paso que resultó ser una entrega express a las autoridades. ¡Vaya forma de heredar los negocios familiares! Mientras tanto, México sigue siendo el proveedor estrella de narcotraficantes extraditables, con Ovidio “El Ratón” Guzmán ya convertido en ciudadano ejemplar del sistema penitenciario estadounidense.

Así, el Cártel de Sinaloa consolida su nuevo modelo de negocio: el outsourcing carcelario. Primero fue “El Chapo”, luego sus hijos, ahora “El Mayo”… ¿Quién sigue en la lista? ¿Acaso el gobierno de EE.UU. abrirá pronto una sucursal de Alcatraz exclusiva para capos mexicanos? Mientras tanto, el título de Organización Terrorista Extranjera brilla en sus currículos como una medalla al mérito… en el arte de exportar caos.