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Nacional

Vagón del Tren Maya descarrila en estación de Izamal

Un incidente en vía férrea moviliza a las autoridades mientras se investigan las causas. Servicios continúan con normalidad en otras rutas.

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IZAMAL, México

En mis años cubriendo el desarrollo de infraestructuras en Latinoamérica, he aprendido que cada incidente, por menor que parezca, es una lección de humildad para cualquier megaproyecto. Este martes, un vagón del Tren Maya experimentó un descarrilamiento al ingresar a baja velocidad a los andenes de la estación de Izamal. Según el comunicado oficial del Ejército, a cargo de la operación, no se reportaron lesionados. Los pasajeros, aunque sobresaltados, resultaron ilesos y fueron reubicados en autobuses para continuar su viaje.

Foto: Agencia AP.

El convoy se desplazaba de Cancún, en la costa caribeña, hacia Mérida cuando sufrió lo que las autoridades denominaron un “percance de vía”. La experiencia me ha enseñado que la terminología inicial suele ser cautelosa. Un funcionario federal, bajo condición de anonimato por no estar autorizado a declarar, precisó a The Associated Press que el vagón descarrilado terminó montado sobre otro tren que se encontraba estacionado, descartando un choque frontal.

He sido testigo de cómo se manejan estas situaciones. De inmediato, una comisión calificadora del Ejército, que gestiona el ferrocarril, tomó cartas en el asunto para determinar las causas raíz. Mientras tanto, agentes de la Guardia Nacional acordonaron la zona, un protocolo estándar pero que, en la práctica, suele complicar el trabajo de la prensa y la transparencia inmediata, algo que he observado repetidamente en proyectos manejados por entes castrenses.

La empresa militar a cargo aseguró que el servicio continuaba con normalidad en el resto de las estaciones de la red, una medida crucial para mantener la confianza del público. No obstante, los operadores de atención telefónica admitieron retrasos en el tramo afectado, un detalle logístico que los usuarios siempre notan.

Este suceso ocurre en el contexto de un proyecto faraónico: los 1.500 kilómetros del Tren Maya, impulsado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador. Con una inversión que supera los 30,000 millones de dólares, su desarrollo ha estado marcado por el debate en torno a su viabilidad económica, su profundo impacto ecológico y, quizás lo más polémico, la gestión directa del Ejército en su construcción y operación, incluyendo estaciones y hoteles. Desde mi perspectiva, la falta de mecanismos civiles de rendición de cuentas en una obra de esta envergadura siempre añade una capa de complejidad a la hora de investigar y comunicar incidentes como el de hoy.

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