Nacional
La ofensiva que desmantela el poder logístico del crimen organizado
Una ofensiva sin precedentes que desmantela las finanzas y el poder logístico del crimen, redefiniendo la lucha por la seguridad.

¿Y si la verdadera guerra contra el crimen no se gana con arrestos, sino desmantelando su arquitectura financiera y logística? La denominada Operación Frontera Norte podría estar escribiendo un nuevo capítulo, uno que trasciende la mera estadística represiva para adentrarse en una estrategia de asfixia económica contra las organizaciones delictivas.
Las cifras, aunque colosales, son solo la punta del iceberg de una reingeniería táctica: más de 6,483 detenciones son el resultado visible, pero el golpe maestro reside en la incautación de 59.6 toneladas de estupefacientes, 869,288 cartuchos y la monumental cifra de 311.89 kilogramos de fentanilo. Esto no es una redada; es una intervención quirúrgica en la cadena de suministro del narco.
El pensamiento lateral se materializa en acciones como la inhabilitación en Sonora de un complejo laboratorio para drogas sintéticas, donde se decomisó un reactor de síntesis orgánica. Aquí, el objetivo no era solo el producto final, sino la maquinaria intelectual y industrial que lo hace posible. Se atacó el cerebro, no solo el brazo ejecutor, con un impacto económico calculado en 12 millones de pesos por un solo operativo.
La incautación de 794 inmuebles y 4,476 vehículos revela una estrategia disruptiva: en lugar de perseguir solo a las personas, se persigue su patrimonio, su movilidad y su infraestructura de operación. Se está jugando al ajedrez, no a los dados. ¿El resultado? Una desestabilización profunda de los modelos de negocio ilícitos que dependen de activos fijos y cadenas de distribución.
Al afirmar que estas acciones se ejecutan con estricto apego al Estado de derecho, se lanza un desafío al paradigma convencional: la máxima eficacia no está reñida con el absoluto respeto a los derechos humanos. Se propone un nuevo modelo donde la fuerza inteligente y precisa supera a la fuerza bruta, desafiando la suposición de que para combatir el fuego hay que usar más fuego.
Esta no es una nota policial; es un caso de estudio sobre innovación en seguridad nacional. Un enfoque que conecta puntos aparentemente inconexos: desde un chaleco táctico en Navolato hasta un condensador en un desértico laboratorio, tejiendo una red de interrupciones sistémicas que convierten un problema aparentemente insuperable en una oportunidad para redefinir los límites de la ley y el orden.

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