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Ramsey corona su llegada con un gol agónico para Pumas

El héroe inesperado emerge en los minutos finales bajo la lluvia, devolviendo la ilusión a CU con un gol que vale oro.

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En el fútbol, la experiencia te enseña que el resultado a menudo depende de factores que escapan a la lógica. Como decía Adalberto Carrasquilla, a veces el balón simplemente entra o no entra. Esta noche en el Olímpico Universitario, esa máxima se cumplió con creces.

Los Pumas de la UNAM se anotaron una victoria angustiosa, por 1-0, frente al Atlas en una jornada que lo tuvo absolutamente todo. Una intensa lluvia, una polémica arbitral con el VAR como protagonista y, finalmente, la aparición de un héroe imprevisto en el momento justo.

He visto muchos partidos a lo largo de los años donde la falta de puntería castiga a un equipo. El cuadro auriazul de Efraín Juárez vivió esa pesadilla: dos goles anulados por la tecnología, un penal no pitado y una sucesión de oportunidades desperdiciadas. Parecía que la Diosa Fortuna les había vuelto la espalda. Es en esos instantes de frustración donde el carácter de un plantel se pone a prueba.

Justo cuando el reloj marcaba el minuto 91 y todos en la tribuna, incluido yo, respirábamos para un empate amargo, surgió la magia del talento experimentado. Aaron Ramsey, quien había ingresado en el segundo tiempo, demostró por qué su currículum incluye clubes de la talla del Arsenal y la Juventus.

Tras un cobro de corner ejecutado con precisión milimétrica por Rodrigo López, el mediocampista galés aprovechó su olfato de área, se desmarcó con una inteligencia que solo dan los años en canchas de elite y apareció completamente solo para empujar el esférico al fondo de la red. Su celebración, quitándose la camiseta para mostrar el número 10 con orgullo, desató la locura en Ciudad Universitaria. Fue uno de esos momentos que te reconcilian con el deporte rey.

Este triunfo, más que tres puntos, inyecta fe y confianza en un proyecto. Ramsey no solo anotó un gol agónico; simbolizó que los refuerzos de pedigree están para resolver en las situaciones de máxima presión. La bomba de la pretemporada, efectivamente, acaba de explotar.

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