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Gobierno federal une 16 instituciones para programa de vivienda

Una alianza estratégica de 16 instituciones federales se activa para transformar el panorama habitacional del país con un proyecto sin precedentes.

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Desde mi experiencia en el sector de desarrollo urbano, he aprendido que los grandes proyectos nacionales solo prosperan cuando existe una coordinación férrea entre las dependencias. La noticia de que la Secretaría de Bienestar, bajo el liderazgo experimentado de Ariadna Montiel Reyes, ha firmado el Convenio de Colaboración Interinstitucional para el Programa Vivienda para el Bienestar, es un indicador potente de que se están sentando las bases correctas. He visto iniciativas fracasar por la falta de sinergia, pero aquí se demuestra una lección crucial: la unión de esfuerzos es la única vía para garantizar el derecho a una vivienda digna y alcanzar la anhelada justicia social para las familias mexicanas.

El alcance de este convenio es monumental. No es solo un documento; es el plan de acción que articulará el trabajo de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y otras doce instituciones. La meta es tan ambiciosa como necesaria: establecer todos los mecanismos para la edificación de un millón 800 mil soluciones habitacionales, una tarea que recaerá en el ecosistema de la vivienda conformado por la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), el Infonavit y el Fovissste. En la práctica, superar la burocracia y los silos institucionales será el mayor reto, pero también el factor que defina el éxito o el fracaso.

Lo más alentador, y lo que marca la diferencia entre un anuncio y una realidad tangible, son los avances reportados en campo. Según los datos de la Sedatu, al primer día de septiembre, las obras de este programa bandera ya han arrancado físicamente en 29 entidades federativas. La lista es extensa y refleja una implementación genuinamente nacional: desde Aguascalientes, Baja California y Baja California Sur, hasta Campeche, Chiapas y la Ciudad de México. El impulso continúa en Coahuila, Colima, Durango, el Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Sonora, Tamaulipas, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas. Ver la maquinaria operando en tantos frentes simultáneos es la prueba de que la teoría, por fin, se está traduciendo en concreto y esperanza para miles de familias.

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