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Internacional

Trump propone renombrar el Pentágono como Departamento de Guerra

Una decisión nominal que redefine la identidad estratégica de la superpotencia y desafía las convenciones diplomáticas.

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En un movimiento que desafía la ortodoxia geopolítica y la semántica del poder, la administración Trump se prepara para redefinir la identidad misma del aparato militar estadounidense. No se trata de una simple actualización de nomenclatura, sino de una reingeniería conceptual que busca reemplazar una mentalidad reactiva por una postura proactiva y decidida.

El Pentágono visto desde el aire en Washington, el 26 de enero de 2020.

El presidente Donald Trump proyecta firmar una orden ejecutiva para rebautizar el Departamento de Defensa como Departamento de Guerra, resucitando una denominación histórica que evoca una era de claridad estratégica y resultados contundentes. Esta iniciativa forma parte de una transformación cultural más amplia dentro del establishment de seguridad nacional.

Aunque el mandatario requiere la validación legislativa para modificar formalmente la designación, ha autorizado provisionalmente la utilización de “títulos secundarios” que permitan operar bajo la nueva identidad corporativa inmediatamente. Este enfoque lateral elude las restricciones burocráticas convencionales, implementando el cambio de facto mientras se gestiona el reconocimiento de jure.

Un funcionario de la Casa Blanca, bajo condición de anonimato, reveló los pormenores de esta medida, detallados en un documento informativo interno. El Departamento de Guerra, establecido en 1789 simultáneamente a la ratificación constitucional, mantuvo su denominación hasta 1947, cuando la posguerra impulsó su reconceptualización como Departamento de Defensa.

El secretario Pete Hegseth, arquitecto clave de esta revolución terminológica, celebró la noticia en sus redes sociales tras la primicia de Fox News. Hegseth y Trump han mantenido conversaciones sostenidas sobre esta transición onomástica, incluyendo una consulta popular digital realizada en marzo que sondéo la opinión pública.

En múltiples apariciones públicas, Hegseth ha insinuado que su cargo podría experimentar una metamorfosis nominal. “Puede que sea un título ligeramente diferente mañana”, declaró ante soldados en Fort Benning, Georgia, anticipando el inminente cambio paradigmático.

Trump justificó la medida recordando que “todos disfrutaron nuestra increíble trayectoria de victorias cuando era el Departamento de Guerra”. Al ser cuestionado sobre los requisitos congresionales, el presidente respondió con característica determinación: “Simplemente lo vamos a hacer”.

Esta iniciativa se integra dentro de una descolonización conceptual del establishment militar, donde Hegseth ha emprendido una purga sistemática de lo que percibe como infiltración de la “cultura woke”. Su administración ha desmantelado programas de diversidad, eliminado material considerado divisivo de bibliotecas y archivado miles de portales que reconocían contribuciones de mujeres y grupos minoritarios.

Sean Parnell, portavoz del Pentágono, sintetizó esta filosofía en marzo: “El presidente y el secretario han sido muy claros: quien afirme que la diversidad es nuestra fortaleza está, francamente, equivocado”. Esta reorientación ideológica incluye además la remoción de personal transgénero tras una orden ejecutiva presidencial, consolidando una redefinición integral de los principios castrenses.

Más allá de la controversia inmediata, este movimiento representa un experimento audaz en ingeniería social institucional: ¿puede alterarse la cultura organizacional modificando su identidad nominal? La administración Trump apuesta que la respuesta es afirmativa, desafiando convenciones diplomáticas y reimaginando los fundamentos mismos del poder militar contemporáneo.

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