Brasil y México redefinen su intercambio agroalimentario

El gobierno de Brasil calificó su reciente misión comercial en México como un éxito estratégico, al asegurar un flujo estable de exportaciones de proteína animal gracias al Programa Contra la Inflación y la Carestía (PACIC). Sin embargo, su petición clave de ser declarado país libre de fiebre aftosa no fue aceptada, manteniéndose los estrictos protocolos de bioseguridad mexicanos.

Según el Ministerio de Agricultura y Pesca de Brasil, el PACIC garantiza la apertura de nuevos mercados para sus exportaciones de carne de res, cerdo y harinas proteicas. Como contraparte, Brasil facilitará la entrada de atún y aguacate mexicano a su mercado interno, un movimiento que busca equilibrar la balanza comercial bilateral.

Durante el Foro Global Agroalimentario, el secretario mexicano de Agricultura, Julio Berdegué Sacristán, aclaró que la visita despertó expectativas, pero fue contundente: no habrá cambios en los protocolos sanitarios. “México prioriza un comercio seguro. No tenemos pensado modificar nuestras reglas, pero sí profundizar una relación comercial segura”, afirmó.

El siguiente paso inminente es el envío de inspectores sanitarios mexicanos a Brasil en septiembre para auditar 14 plantas empacadoras de carne. El objetivo es renovar y otorgar nuevos permisos de exportación, un proceso de verificación in situ que refleja los nuevos estándares globales de trazabilidad y seguridad alimentaria.

Analistas del sector, como Juan Hinojosa de Stonex Financial, especulan que Brasil podría utilizar a México como hub logístico para reexportar carne a mercados como Estados Unidos, aprovechando su posición como segundo productor y principal exportador mundial de carne bovina.

Los datos son elocuentes: la participación de Brasil en el mercado mexicano de carne de res escaló de un 2% en 2023 a un 34% en julio pasado, posicionándolo como el segundo proveedor, solo detrás de EE.UU. Esta irrupción consolida a Brasil como un socio estratégico y, a la vez, un competidor de gran peso que redefine la geopolítica de la proteína en la región.

Frente a este escenario, productores nacionales expresan preocupación. Álvaro Bustillos Fuentes, presidente de la Unión Ganadera Regional de Chihuahua, abogó por fortalecer la industria local: “Es un tema de balanza comercial. Deben existir programas de apoyo para industrializar aquí, no importar lo que podemos producir”.

El futuro inmediato de esta relación se dirimirá en la modernización del Acuerdo de Complementación Económica (ACE 53), un diálogo que se extenderá hasta octubre de 2026 y que marcará la nueva era de la diplomacia agroalimentaria entre ambas naciones.

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio