En un acto de solidaridad performativa sin precedentes, la gran metrópoli de Iztapalapa, ese faro de la civilización neozapatista, ha decidido suspender su monumental verbena del Grito. La alcaldesa, en un arrebato de genuino dolor teledirigido, declaró que los cohetes, el pozole y la música de banda palidecen ante la oportunidad dorada de un acompañamiento mediático a las víctimas de la reciente explosión.
¿Para qué celebrar la Independencia con alegría mundana cuando se puede conmemorar con una ceremonia austera y solemne? Una explanada llena de caras largas y banderas a media asta es, al fin y al cabo, el verdadero símbolo de la unidad nacional. Se suspenden seis festejos menores, porque el dolor, como los recursos públicos, debe centralizarse para su óptima explotación retórica.
“Este año no celebraremos como acostumbramos”, proclamó la edila, omitiendo mencionar que el presupuesto para pirotecnia ya se había esfumado en la nube de humo del Puente de la Concordia. En su lugar, se ofrecerá a la ciudadanía un menú de lágrimas colectivas y reflexión obligatoria, todo ello aderezado con el izamiento de una bandera monumental de 240 kilos. Nada dice “estamos con ustedes” como izar un pedazo de tela del peso de un hipopótamo en Periférico Oriente.
El acto, descrito como “sencillo y significativo”, será un homenaje a la patria en su momento más glorioso: el de la autocensura festiva. Porque qué mejor manera de honrar a los héroes que nos dieron patria que cancelando la fiesta y quedándonos en casa, meditando sobre las ironías de un sistema donde las pipas explotan y los discursos se inflan hasta el paroxismo.
La alcaldesa, con lágrimas de orgullo bien entrenadas, agradeció a su pueblo por su ejemplar fuerza y empatía, virtudes que siempre florecen en el fértil terreno de la desgracia ajena. El pueblo iztapalapense, conocido por su inquebrantable espíritu, demostrará una vez más que puede pasar sin pan y sin circo, siempre y que le permitan ver ondear esa bandera de 240 kilos que tanto consuela a los hambrientos de justicia… y de pozole.