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Arte urbano inmortaliza el acto heroico de Alicia Matías en Iztapalapa

Como un testimonio permanente del valor humano, un mural de gran formato emerge en la Ciudad de México. El artista urbano Snoke dedica su obra a Alicia Matías, la mujer de 49 años que, con un instinto protector definitivo, salvó la vida de su nieta Jazlin durante la explosión de una pipa de gas LP en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa. Esta pieza se erige no solo como un retrato, sino como un símbolo de resistencia y amor incondicional, un recordatorio físico de una tragedia que conmovió a la capital.

La ejecución de la obra es el resultado de un esfuerzo colectivo. Snoke, integrante del colectivo Made X La Calle, explica que el proyecto se materializó gracias a la gestión de otros artistas y a la comunidad local, quienes proporcionaron los materiales, consiguieron el espacio en el muro y facilitaron los andamios necesarios. Esta colaboración subraya cómo el arte se convierte en un vehículo para la cohesión social y el procesamiento colectivo de un duelo.

Mientras los familiares y amigos de Alicia Matías se congregaban en el municipio de Los Reyes La Paz para ofrecerle el último adiós, el artista, a kilómetros de distancia, canalizaba ese mismo sentimiento de pérdida en su creación. Con meticulosidad y un profundo respeto, Snoke plasma la imagen de la abuela junto a una representación de la Virgen de Guadalupe, fusionando el acto heroico individual con un potente icono de fe y protección en la cultura mexicana. La composición trasciende lo meramente figurativo para convertirse en una narrativa visual sobre el sacrificio y la devoción.

El artista, originario de Cuernavaca y con una trayectoria que abarca galerías y espacios públicos, aborda este proyecto con una mezcla de honor y pesar. Reconoce el inmenso valor del acto de Alicia, pero también la profunda tristeza que subyace en la razón de ser del mural. Su trabajo no glorifica la tragedia, sino que dignifica la respuesta humana ante ella, capturando un momento de puro amor que se interpuso ante el desastre.

La ubicación del mural no es casual; se encuentra adyacente al puente peatonal que cruza la federal México-Puebla, a escasos metros del lugar de los hechos. Este posicionamiento estratégico integra la memoria en el paisaje cotidiano, asegurando que quienes transiten por la zona encuentren un punto de reflexión permanente. Paralelamente, el memorial espontáneo en el epicentro de la explosión sigue creciendo, con veladoras y flores frescas que los vecinos continúan llevando, señal de un duelo activo y una comunidad que se niega a olvidar. Juntos, el mural y el altar callejero tejen una red de memoria que transforma un punto de trauma en un espacio para el recuerdo y la dignificación de una vida entregada por amor.

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