Sheinbaum aclara cambios fiscales y desmiente aumentos de impuestos

En mis años observando la política económica, he aprendido que pocas cosas generan más alarma social que los rumores sobre cambios tributarios. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se enfrentó precisamente a ese escenario, aclarando con detalle lo que ella denominó un “cambio en la dinámica” en las retenciones y devoluciones al presentar la declaración fiscal.

Desde el Salón de la Tesorería en Palacio Nacional, durante su ya característica conferencia mañanera de este jueves 18 de septiembre, la mandataria fue categórica al descartar cualquier aumento de impuestos. Con la firmeza que da conocer el pánico que estos temas causan, respondió directamente a lo que calificó como campañas de desinformación del PRIAN, que acusaban a su gobierno de pretender apropiarse de los ahorros de los cuentahabientes.

He visto cómo se manipula la percepción sobre las reformas fiscales una y otra vez. Por eso valoro cuando un gobernante explica con transparencia: “No hay aumento de ningún tipo”, afirmó. “La única variación que se propone actualmente es de procedimiento: normalmente, el impuesto se retiene al momento de la declaración fiscal. Ahora se plantea que se retenga desde el principio y se devuelva posteriormente en esa misma declaración”.

La experiencia me ha enseñado que el diablo está en los detalles, pero también que la claridad tranquiliza mercados. Sheinbaum usó una analogía práctica: “Es simplemente modificar la dinámica del proceso; en lugar de realizarse al final, se ejecuta desde el inicio y se restituye al momento de la declaración de impuestos“.

Fue insistente, como debe ser cuando se desmienten fake news económicas: no hay incrementos, ni retenciones adicionales, ni nuevos gravámenes. “No tiene nada que ver”, reiteró. “Esto afecta exclusivamente a la gestión de cuentas vinculadas con fondos de inversión; se modifica la dinámica de cómo se retiene y cómo se restituye ese impuesto. Eso es todo. No existe ninguna medida que implique mayor carga impuesto“.

En esencia, lo que vivimos es un ejemplo más de cómo la técnica tributaria choca con la comunicación política, una lección que todos los gobiernos aprenden tarde o temprano.

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