La Justicia presenta una condena que supera la esperanza de vida

En un alarde de precisión matemática y optimismo geriátrico sin precedentes, el sistema judicial mexicano ha diseñado una concreción penal de tal magnitud que haría palidecer a los arquitectos de las pirámides egipcias. El ciudadano Hernán Bermúdez Requena, otrora conocido por el pintoresco alias de “Comandante H” –que evoca más a un personaje de tira cómica que a un temido criminal–, se enfrenta a la proeza biológica de cumplir una sentencia de 158 años de prisión.

El Fiscal General del Estado de Tabasco, Oscar Tonatiuh Vázquez Landeros, anunció esta obra maestra de la ingeniería jurídica con la solemnidad de un director de funeraria vendiendo un panteón familiar. La cifra, una suma grotesca que supera con creces la esperanza de vida humana promedio, parece diseñada más para el récord Guinness que para la rehabilitación social.

Este monumental castigo, nos explican con cara seria, sería solo por los delitos del “fuero común”, como si existiera un “fuero extraordinario” reservado para supervilanos de película. Aún faltan, nos recuerdan con un guiño de complicidad burocrática, “varias etapas del proceso penal”, en lo que parece ser una maratón judicial donde la tortuga nunca alcanzará a la liebre.

La oferta penal incluye un surtido de condenas: 50 a 100 años por secuestro (dependiendo de si las víctimas eran puntuales), 7.5 a 18 por asociación delictuosa (descuento por volumen) y 20 a 40 por extorsión (tarifa flexible). Todo esto, por supuesto, antes de sumar los “delitos federales”, que probablemente incluyan la violación de leyes de la termodinámica por pretender cumplir semejante sentencia.

La joya de la corona es la posibilidad de acogerse a un “criterio de oportunidad”, eufemismo legal para “cantar como un canario a cambio de inmunidad”. El exsecretario de Seguridad podría convertirse en testigo protegido, transformándose de presunto capo a estrella colaboradora de la justicia, en ese ballet grotesco donde los verdugos de ayer se convierten en los héroes de hoy.

Este espectáculo kafkiano nos recuerda que en el gran teatro de la justicia mexicana, las condenas multimilenarias son la cortina de humo perfecta para ocultar un sistema que negocia con la delincuencia mientras ofrece números astronómicos que nunca se cumplirán, en una farsa donde las sentencias se miden por su valor publicitario, no por su viabilidad real.

RELACIONADOS

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio