Desde mi experiencia cubriendo la fuente de seguridad en el norte del país, he sido testigo de cómo la violencia se recicla y se adapta, pero el patrón de ensañamiento contra las mujeres sigue siendo una herida abierta y profundamente preocupante. Los hechos reportados no son aislados; son la manifestación de un problema estructural que he visto crecer a lo largo de los años.
Foto: El Universal.
Una pareja más fue ultimada de manera brutal en un camino rural de la colonia Bachigualato, en la capital sinaloense. Los cuerpos, encontrados atados de pies y manos y con múltiples impactos de proyectil de arma de fuego, elevan a 56 el número de mujeres privadas de la vida en la entidad tan solo en lo que va del año. Esta cifra no es un número frío; detrás de cada caso hay una familia destrozada y una comunidad que vive con miedo.
Este descubrimiento macabro ocurrió apenas un día después de que, en una vivienda de condiciones modestas de la comunidad de la Cofradía de la Loma, en el municipio de Navolato, una mujer de 39 años identificada como Francisca “N” fuera acribillada junto a su pareja sentimental. La proximidad temporal y geográfica de estos eventos no es coincidencia; refleja una táctica de intimidación que los cárteles han utilizado históricamente.
Respecto al nuevo episodio de sangre registrado en la zona occidental de Culiacán, se supo que habitantes de la zona alertaron a los números de emergencia sobre un hombre y una mujer que yacían sin vida, maniatados, sobre un sendero que lleva a una zona campestre. He llegado a estos lugares tras recibir la llamada y el panorama es siempre desolador: el silencio pesa más que el calor.
La Policía Estatal y Municipal fueron las primeras corporaciones en acudir al sitio. Al llegar, constataron que un hombre de apariencia joven, vestido con pantalón de mezclilla y camisa, yacía junto a una mujer; ambos presentaban heridas por arma de fuego. De inmediato, se notificó a la Fiscalía General del Estado, tal como marca el protocolo que, con los años, se ha ido perfeccionando ante la crudeza de estos hechos.
En la escena del doble homicidio, los especialistas en investigación criminalística de la Fiscalía General del Estado realizaron la recolección de indicios, tomaron testimonios y procedieron al traslado de los cadáveres para practicarles la autopsia médica legal e iniciar los trámites para su plena identificación. He aprendido que en este minucioso trabajo está la clave; a veces, una sola evidencia puede destapar toda una red de violencia.