La CDH transforma la tragedia en un modelo de gestión eficaz

Del Escombro a la Eficiencia: Un Paradigma Disruptivo en la Gestión de Crisis

Ciudad de México.- ¿Qué sucede cuando una institución pública decide medir su éxito no por sus procesos, sino por su capacidad de transformar el dolor en soluciones tangibles? La Comisión de Derechos Humanos de la capital acaba de demostrar que incluso en medio de la tragedia, es posible construir un nuevo modelo de respuesta institucional.

Imaginemos por un momento que cada expediente de queja no es un problema, sino una oportunidad para reinventar la arquitectura de la justicia social. Entre septiembre de 2017 y septiembre de 2025, la CDH recibió 514 expedientes de queja relacionados con el sismo, y ha resuelto el 98% de ellos. Pero los números solo cuentan parte de la historia.

La verdadera innovación radica en cómo esta institución desmontó el enfoque tradicional de gestión de crisis para construir un sistema en cuatro fases que evolucionó desde la emergencia inmediata hasta la prevención futura. No se limitaron a responder quejas; rediseñaron todo el ecosistema de derechos humanos en contextos de desastre.

Las querellas abarcaban desde solicitudes de apoyo para renta hasta denuncias por opacidad gubernamental, concentrándose principalmente en las alcaldías Cuauhtémoc, Iztapalapa, Benito Juárez, Tláhuac y Xochimilco. Pero en lugar de tratar cada caso como un incidente aislado, la CDH tejió un tapiz de soluciones sistémicas.

¿Y si en lugar de medir el éxito por el porcentaje de casos cerrados, comenzamos a medirlo por cómo estas soluciones han transformado la resiliencia comunitaria? La Comisión para la Reconstrucción reporta que de 22,000 viviendas dañadas, 20,000 ya han sido rehabilitadas y entregadas. Esto no es solo reconstrucción física; es la arquitectura de una nueva confianza ciudadana.

Las recomendaciones 12/2018 y 13/2028, junto con seis reportes de seguimiento con 40 indicadores específicos, representan algo más que procedimientos administrativos: son la manifestación de que incluso los organismos más tradicionales pueden adoptar metodologías disruptivas cuando se enfrentan a desafíos extraordinarios.

Este caso demuestra que la verdadera innovación en políticas públicas no siempre viene de tecnologías futuristas o presupuestos ilimitados, sino de la capacidad de reimaginar procesos aparentemente rutinarios como oportunidades para transformar radicalmente la relación entre el Estado y los ciudadanos.

El terremoto de 2017 sacudió más que edificios; fracturó la confianza institucional. Ocho años después, la gestión de la CDH sugiere que incluso las crisis más profundas pueden convertirse en el terreno fértil donde crecen nuevas formas de gobernanza, más ágiles, transparentes y centradas en las personas.

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