La Fiscalía de la Ciudad de México ha iniciado una investigación por homicidio calificado y lesiones dolosas tras un violento incidente ocurrido dentro de las instalaciones del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Los hechos, que conmocionaron a la comunidad universitaria, se saldaron con la muerte de un joven estudiante y dejaron a un trabajador de la institución con lesiones.
El presunto agresor, identificado como Lex Ashton, de 19 años y alumno del mismo plantel, atacó con un arma blanca a su compañero Jesús Israel “N”, de apenas 16 años de edad, quien lamentablemente perdió la vida a causa de las heridas recibidas.
Durante la agresión, un trabajador de 65 años que intentó intervenir para detener el ataque también resultó lesionado, evidenciando la brutalidad del episodio. Inmediatamente después de cometer los hechos, Ashton intentó huir del lugar. Sin embargo, al ser perseguido, se dirigió hacia uno de los edificios del campus, subió a una altura considerable y se lanzó al vacío. Esta acción le provocó fracturas en ambas piernas, lo que facilitó su posterior captura.
Fue personal de la misma UNAM quien lo aseguró y lo puso a disposición de las autoridades, siendo trasladado de inmediato a un hospital para recibir atención médica. Actualmente, permanece bajo resguardo policial mientras se recupera de sus lesiones.
Lo que añade una capa de profunda preocupación al caso son las publicaciones que el propio Ashton realizó en sus redes sociales horas antes del ataque. En ellas, compartió imágenes y mensajes que, en retrospectiva, parecen anticipar de manera explícita la violencia que se avecinaba.
Las fotografías mostraban armas blancas, petardos e incluso una guadaña, junto a una vestimenta completamente negra. Pero más allá del contenido visual, los textos que acompañaban estas publicaciones resultan escalofriantes.
En uno de ellos, escribió: «La escoria como yo tiene la misión de recoger la basura», una frase que sugiere una justificación distorsionada y violenta para sus actos, autodenominándose como una especie de verdugo. Estas publicaciones, que han circulado ampliamente tras el suceso, han permitido a compañeros y conocidos identificarle rápidamente como el autor material del ataque.
A través de diversas plataformas digitales, otros estudiantes del CCH Sur han relatado la conmoción y el miedo que vivieron durante el incidente, describiendo una escena de caos y desconcierto dentro de un espacio que debería ser seguro para el aprendizaje y la convivencia. La respuesta institucional no se hizo esperar.
Las autoridades universitarias decretaron la suspensión inmediata de las actividades académicas en el plantel, una medida necesaria para permitir que la comunidad procese lo sucedido y para facilitar el trabajo de las autoridades.
Mientras la Fiscalía de la CDMX continúa con las diligencias para esclarecer los motivos exactos que llevaron a Ashton a cometer este acto, una pregunta crucial se impone en la investigación: ¿cómo logró ingresar al colegio portando las armas con las que perpetró el ataque? La respuesta a este interrogante es fundamental para evaluar y reforzar los protocolos de seguridad en las instituciones educativas, no solo de la UNAM, sino a nivel nacional.
Este trágico evento coloca bajo el foco de atención la seguridad dentro de los espacios educativos y la capacidad de las instituciones para detectar señales de alerta previas en estudiantes que podrían representar un riesgo.
La combinación de las publicaciones anticipatorias en redes sociales y la ejecución de un acto violento planificado dentro de las instalaciones escolares representa un escenario que demanda un análisis profundo.
Las implicaciones prácticas son vastas, desde la necesidad de una mayor vigilancia sobre el contenido que los jóvenes comparten en línea y su posible conexión con conductas del mundo real, hasta la urgencia de revisar y fortalecer los mecanismos de prevención y respuesta ante crisis en los centros de estudio. La comunidad del CCH Sur, y la UNAM en su conjunto, se enfrentan ahora al doloroso proceso de duelo y a la tarea de reconstruir el sentido de seguridad vulnerado.