La noticia de la repatriación de los cuerpos de Bayron Sánchez, B-KING, y Jorge Herrera, Regio Clown, me ha impactado profundamente, recordándome casos similares que he visto a lo largo de mi carrera en la industria musical. La colaboración entre las autoridades mexicanas y el consulado colombiano para agilizar los trámites es un aspecto positivo en medio de esta tragedia, un procedimiento que, por desgracia, se ha tenido que perfeccionar con el tiempo.
He aprendido que el respeto que piden las familias es crucial. En momentos así, el sensacionalismo solo añade más dolor. Su declaración de “desconocer” detalles, mientras expresan confianza en las autoridades, es una postura sabia y común, destinada a no entorpecer la investigación. La revelación de que los artistas fueron asesinados en Iztapalapa antes de ser abandonados en otro lugar es un modus operandi que complica enormemente el esclarecimiento de los hechos.
La decisión del manager de suspender las entrevistas y colaborar con las autoridades es la más acertada. En mi experiencia, la discreción es fundamental. El dato más alarmante, y que debería ser una lección para todos los representantes artísticos, es el de la cita de negocios. He insistido siempre en la necesidad de verificar minuciosamente cada contacto y reunión. Que los investigadores ya tengan identificado al contacto y su número telefónico es el hilo del que probablemente tiren para desentrañar este crimen que enluta a la música urbana.