Una propuesta legislativa pretende desentrañar lo que diputados del PT y el Verde Ecologista califican como un “esquema de privilegios insostenible”. ¿Cómo es posible que bebidas con altísimos contenidos de azúcar se comercialicen como medicamentos, eludiendo impuestos y sellos de advertencia?
Durante la comparecencia del Secretario de Hacienda, Edgar Amador Zamora, el diputado Antonio López expuso una realidad incómoda. Afirmó que los electrolitos orales contienen 3.5 veces más azúcar que otras bebidas, una característica que en Estados Unidos ya las somete al pago de gravámenes. La pregunta queda flotando en el aire: ¿por qué en México gozan de un trato fiscal preferente?
Las cifras que manejan los legisladores son contundentes. Gravar estos productos podría generar ingresos superiores a los 5 mil millones de pesos anuales, recursos destinados a fortalecer el sector salud. Pero la investigación va más allá de la recaudación. El diputado Ernesto Núñez Aguilar advirtió sobre abusos detectados: estas bebidas se registran fraudulentamente dentro de la categoría de medicamentos para evadir los sellos de advertencia y gozar de una tasa cero de IVA, así como la exención del IEPS.
¿Qué revelan los documentos? Núñez Aguilar detalló una discrepancia alarmante. Mientras la fórmula de rehidratación oral establecida por la Organización Mundial de la Salud contiene apenas 1.35 gramos de glucosa por cada 100 mililitros, estas bebidas comerciales alcanzan hasta 3.7 veces más. Esta evidencia cuestiona radicalmente su naturaleza terapéutica y confirma, según los legisladores, su verdadera condición de bebidas saborizadas.
El caso de la marca líder, Electrolit, se erige como el ejemplo más claro. Solo en 2024, esta empresa vendió más de 16 mil millones de pesos sin pagar IVA ni IEPS. El cálculo de lo no recaudado en los últimos cinco años es escandaloso: más de 12 mil millones de pesos. ¿A quién beneficia este vacío legal? La investigación apunta a una ventaja competitiva indebida para grandes corporativos, en un país con niveles de obesidad y diabetes calificados como “alarmantes”.
Frente a las interrogantes, la respuesta del Secretario de Hacienda fue cautelosa. Reconoció la facultad de los diputados para enriquecer el proyecto de Paquete Económico y se mostró abierto a homologar criterios para incluir a estas bebidas azucaradas. Sin embargo, la conclusión de esta investigación periodística es clara: se ha destapado una distorsión fiscal y sanitaria que prioriza el beneficio de unas pocas marcas sobre la salud pública y la equidad tributaria. La ballena está en la mesa, y su nombre es Electrolit.