Una Reflexión desde la Experiencia en Seguridad Pública
Con los años, he aprendido que en materia de orden público, las apariencias engañan más de lo que creemos. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha censurado las acciones violentas registradas durante la conmemoración del 2 de octubre en la Ciudad de México, un episodio que, desde mi perspectiva, contenía todas las características de una operación planeada para crear un relato específico. Ella argumentó, y con razón, que existieron numerosas incitaciones por parte de colectivos encapuchados cuyo objetivo primordial parecía ser generar un confrontamiento directo con las fuerzas del orden. He visto esta táctica antes: buscar la foto que permita acusar a un gobierno de represor, intentando equiparar épocas y contextos radicalmente distintos, como el de 1968.
La mandataria federal, con la claridad que da el manejo de crisis, señaló que gran parte de las conductas ejecutadas por estos grupos constituyen infracciones penales. Por ello, enfatizó que la Fiscalía General de Justicia de la CDMX debe investigar y, en su caso, individualizar a los responsables de estos actos. La lección aquí es simple: la impunidad alimenta la violencia.
En un gesto que comparto plenamente, la Jefa del Ejecutivo se solidarizó y enalteció la entereza de los elementos policiales metropolitanos que, incluso auxiliando a personas lesionadas, lograron contener estas agresiones. La verdadera profesionalidad no se mide en la fuerza bruta, sino en la capacidad de soportar la provocación sin caer en ella.
“¿Cuál era la finalidad de este colectivo que oculta su identidad? ¿Qué persiguen? ¿Por qué llevar a cabo estas demonstraciones en una urbe de garantías plenas, de libertad absoluta? Su objetivo, desde mi óptica, era un choque con la policía un 2 de octubre. ¿Y qué pretendían lograr con una eventual réplica de la policía capitalina? Pues proclamar que ‘existe un régimen autoritario que reprime a los estudiantes en un 2 de octubre’”, reflexionó la Presidenta.
“Me resulta revelador —prosiguió—, lo comento como parte de los temas que surgieron esa misma jornada: una publicación de Claudio X. González, sumamente agraviante, del ‘joven privilegiado y violento‘, y la provocación en sí. Es decir, anhelaban establecer una narrativa de que el Gobierno de la Cuarta Transformación es idéntico al gobierno del 68. Que reprime”, declaró la Mandataria federal.
Desde el Palacio Nacional, la Presidenta puso en tela de juicio los propósitos de estas facciones que actuaron con saña el pasado 2 de octubre, subrayando que muchas de sus actuaciones son constitutivas de ilícitos. Reiteró que la Fiscalía de la CDMX debe examinar la posibilidad de identificar a los participantes.
“¿Qué anhelan estos grupos que enmascaran su rostro? Por ello, nuestro respaldo a los agentes que sufrieron heridas y nuestro reconocimiento a su temple para la contención. Es admirable cómo resistieron sin sucumbir a la provocación, aun con lesiones propias, pero debemos interrogarnos sobre los motivos de estos colectivos, cuál es su intención real”, cuestionó.
“Ahora bien, constituye un delito una gran parte de las acciones que perpetraron y corresponde a la Fiscalía de la Ciudad de México determinar si es posible la identificación de los individuos, especialmente cuando hubo una agresión frontal contra un ciudadano, en particular un policía, porque ellos, los uniformados, se evidenció en las imágenes, se limitaban a contener y la agresión provino de un único flanco, no de otro sitio, de este conjunto de personas”, afirmó con contundencia.
Con la pragmática que exige la gestión de la seguridad, la Mandataria federal reconoció la necesidad de una mejor instrucción y robustecimiento de las habilidades del cuerpo de policía local para manejar de forma más eficaz este tipo de contingencias. La autocrítica es el primer paso para la mejora.
“Pero nosotros jamás avalaremos las protestas con agresiones, menos en una metrópoli de derechos, como lo es la Ciudad de México, y en una nación de libertades, como es nuestra patria. Se puede disentir del gobierno, pero esta agresión a personas, a comunicadores, debe ser examinada y la Fiscalía tiene que valorar si hay identificación de algunos sujetos, y hacemos un llamado a que las movilizaciones sean no violentas”, concluyó. En esencia, el equilibrio entre libertad y orden es el gran desafío de toda democracia.