Trump califica de ridícula la participación de Bad Bunny en el Super Bowl

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, manifestó su desaprobación hacia la decisión de la Liga Nacional de Fútbol Americano de seleccionar al artista puertorriqueño Bad Bunny como cabeza de cartel para el espectáculo de medio tiempo del próximo Super Bowl. Durante una intervención en el programa ‘Greg Kelly Reports’ del canal Newsmax, Trump calificó la elección como “absolutamente ridícula”, afirmando desconocer por completo la trayectoria del músico.

 

“Nunca he oído hablar de él. No sé quién es, no sé por qué lo hacen. Es una locura”, declaró el mandatario republicano, evidenciando una clara divergencia con la estrategia de la NFL para uno de los eventos televisivos más vistos a nivel global. Esta imagen publicada por NBC muestra al presentador Bad Bunny, en el centro, con la invitada musical Doja Cat, a la izquierda, y la miembro del elenco Chloe Fineman durante la grabación de anuncios promocionales para el próximo "Saturday Night Live" el jueves 2 de octubre de 2025. Foto: AP

 

Esta crítica se enmarca dentro de un desacuerdo más amplio de Trump con ciertas normativas técnicas del fútbol americano profesional. El expresidente expresó su descontento con modificaciones recientes en las reglas del juego, específicamente con el formato actual de la patada inicial, conocida como kickoff. Según su perspectiva, estos cambios no solo no mejoran la seguridad del deporte, sino que lo perjudican estéticamente.

 

“Es ridículo. No es más seguro que la patada inicial normal. Se ve terrible. Creo que realmente denigra el fútbol americano”, aseveró, mostrando su preferencia por las tradiciones del deporte.

 

La designación de Bad Bunny para el espectáculo del 7 de febrero en Santa Clara, California, ha generado un notable malestar dentro de sectores del Partido Republicano. Las objeciones, sin embargo, trascienden lo meramente musical o artístico y se adentran en el terreno político y cultural.

 

La principal queja entre estos críticos radica en que el repertorio del artista es predominantemente en español, un elemento que ha sido interpretado como un gesto de inclusividad que choca con las posturas más nacionalistas. Poco después del anuncio oficial, Corey Lewandowski, asesor del Departamento de Seguridad Nacional, llegó a advertir sobre un posible despliegue de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas durante la celebración del evento, una declaración que la Casa Blanca se apresuró a matizar, aclarando que no existían planes concretos para llevar a cabo redadas migratorias durante el Super Bowl.

 

La respuesta del propio Bad Bunny a esta polémica no se hizo esperar y fue tan contundente como sutil. Durante su reciente participación como anfitrión musical en el programa Saturday Night Live, el artista abordó el tema en su monólogo inicial. Hablando mayoritariamente en inglés, lanzó un mensaje claro a sus detractores: “Si no han entendido lo que acabo de decir, tienen cuatro meses para aprender español”. Esta declaración, pronunciada con una sonrisa pero con firmeza, fue interpretada como una defensa directa de su identidad cultural y de la legitimidad del español en un espacio mainstream estadounidense.

 

Su actuación en SNL no se limitó a esta réplica; incluyó varios sketches cómicos, entre los que destacó una peculiar adaptación de la icónica serie mexicana “El Chavo del Ocho”, fusionando así el humor latinoamericano con la televisión norteamericana y reafirmando su posicionamiento cultural. Esta imagen publicada por NBC muestra a Chloe Fineman, a la izquierda, a Bad Bunny y a Jon Hamm durante el sketch de "El Chavo del Ocho" en "Saturday Night Live" en Nueva York el sábado 4 de octubre de 2025. Foto: AP Este episodio trasciende una simple discrepancia sobre un artista musical y se convierte en un microcosmos de debates más profundos que continúan resonando en la sociedad estadounidense.

 

La polémica toca fibras sensibles relacionadas con la inmigración, la representación cultural y la llamada “guerra cultural” que divide al país. El espectáculo de medio tiempo del Super Bowl, históricamente una plataforma apolítica centrada en el entretenimiento masivo, se ve una vez más en el centro de una discusión que refleja las tensiones políticas contemporáneas. La NFL, por su parte, mantiene su decisión, apostando por la inmensa popularidad global de Bad Bunny para conectar con una audiencia más joven y diversa, en una clara estrategia de internacionalización y modernización de su marca. La actuación, por tanto, no es solo un concierto, sino un statement con implicaciones significativas en los ámbitos del espectáculo, la cultura y la política.

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio