El Fénix que Renace de sus Cenizas Fiscales
En un alarde de alquimia financiera que haría palidecer a los magos más versados, el oráculo de Banco Multiva ha profetizado el milagroso renacimiento de nuestra querida y agobiada empresa petrolera. Según los augures económicos, el plan salvífico de nuestra Suma Sacerdotisa Energética logrará lo que seis años de subsidios no pudieron: convertir a Pemex en el fénix que resurge de sus propias cenizas fiscales.
El sumo sacerdote analista, Pau Messeguer, reveló en un ritual de prensa que la estrategia divina trazada por el templo gubernamental ha conseguido lo imposible: hacer creer a los inversionistas que verter más recursos públicos en el barril sin fondo de la paraestatal es, en realidad, un acto de sabiduría financiera.
“Al final del sexenio contemplaremos a Pemex convertida en un coloso energético”, vaticinó el augur, “no precisamente rentable, por supuesto, pero sí extraordinariamente diestro en el arte de sobrevivir a base de transfusiones periódicas del erario”.
La revelación más brillante de este nuevo evangelio financiero es el concepto de notas capitalizadas, un eufemismo creativo para designar lo que en cualquier hogar mexicano se llamaría “pagar deudas con más deudas”, pero que en la corte burocrática adquiere el estatus de genialidad estratégica.
El Arte de Transformar Deuda en Virtud
Según esta nueva teología económica, la presión de liquidez no se elimina, sino que se diluye en una curva de deuda más amplia, concepto que en lenguaje mortal significa simplemente posponer el problema para que lo resuelvan los próximos gobernantes.
Las agencias calificadoras, esas modernas pitonisas del capital, han caído rendidas ante este despliegue de creatividad contable. Moody’s y Fitch han elevado sus notas como estudiantes aplicados que premian la imaginación sobre la realidad, celebrando el “compromiso gubernamental” de seguir inyectando dinero público en la empresa que mejor representa el arte de perderlo.
El verdadero prodigio ocurrirá en 2026, cuando según los vaticinios, el PIB crecerá milagrosamente gracias a la inversión estratégica de 170 mil millones de pesos en proyectos que, por pura coincidencia, coinciden exactamente con el Plan México de la administración en turno.
En este nuevo mundo al revés, la vulnerabilidad financiera se convierte en oportunidad estratégica, la dependencia crónica del erario en “sostenibilidad futura”, y el rescate perpetuo en brillante maniobra de planeación. Quedamos a la espera del siguiente milagro: que la deuda se pague sola mientras los ciudadanos aplauden la genialidad de sus gobernantes.