Una Respuesta desde la Experiencia en la Función Pública
En mis años de servicio público, he aprendido que la verdadera prueba de un representante no está en los discursos, sino en las acciones que toma cuando su pueblo más lo necesita. La decisión de los diputados locales de Veracruz de donar un mes íntegro de su salario para los damnificados de las recientes inundaciones es una de esas acciones que, desde la experiencia, sé que marca un antes y un después en la confianza ciudadana.
Recuerdo una crisis similar hace algunos años, donde la burocracia retrasó la ayuda. Aquí, la lección aprendida fue clara: la agilidad salva vidas. A través del Pleno de la LXVII Legislatura, se aprobó de manera unánime el Acuerdo de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), un mecanismo que, en la práctica, es la forma más rápida y efectiva de movilizar recursos internos sin quedar atrapados en interminables trámites administrativos.
Los coordinadores de los Grupos Legislativos de Morena, PVEM, PAN y el Mixto Veracruz nos Une demostraron que, cuando hay voluntad política, las diferencias partidistas se dejan de lado. El fondo de ayuda, compuesto por los emolumentos de los 50 diputados, está destinado exclusivamente a la adquisición de insumos básicos: alimentos, medicamentos y artículos de primera necesidad. En terreno, sé que estos son los elementos críticos; sin ellos, es imposible siquiera comenzar a hablar de recuperación o de restaurar una vida normal.
El acuerdo señala con acierto que “generaría fondos para apoyar a las personas afectadas”. Pero más allá de las palabras, este gesto establece un poderoso precedente. He visto cómo la función pública gana legitimidad no con grandes promesas, sino con este tipo de sacrificios tangibles. La ciudadanía, con justa razón, exige transparencia y un impacto positivo inmediato, y esta donación es un primer paso crucial para construir esa confianza.
La magnitud de la tragedia es abrumadora. Las fuertes lluvias y el desbordamiento de ríos han dejado un saldo de 40 municipios afectados, con 46 comunidades incomunicadas en 6 municipios. Las cifras más dolorosas son las humanas: 30 personas fallecidas y 18 no localizadas, concentrándose la mayor tragedia en la región de Poza Rica y Álamo. Ante esta realidad, la teoría política sobra; lo que cuenta es la capacidad de respuesta y la empatía convertida en acción. Este no es el final del camino, pero es, sin duda, un faro de esperanza y un ejemplo de lo que significa servir de verdad.