La Sesión Decisiva y la Ausencia Inexplicable
Mientras la Comisión de Presupuesto celebraba una reunión virtual crucial para deliberar la Ley de Aguas Nacionales, una normativa de gran calado para el futuro hídrico del país, una revelación perturbadora comenzaba a tomar forma. Las cámaras y micrófonos, testigos digitales de la labor parlamentaria, captaron algo más que debates protocolarios.
El Momento de la Evidencia
Al requerirse el voto del legislador morenista Cuauhtémoc Blanco Bravo, la activación de su dispositivo mostró una escena que contradecía por completo la solemnidad del momento. Lejos de su escritorio, el ex astro del futbol apareció con una raqueta de pádel en mano, inmerso en una partida deportiva. Su breve intervención, “asistencia, por favor, muchas gracias”, planteó una pregunta incómoda: ¿dónde termina la flexibilidad del teletrabajo y comienza el incumplimiento del deber?
El Intento Fallido y la Desconexión
La diputada Merilyn Gómez Pozos, en su función como presidenta de la comisión, intentó por varios medios que el excapitán de la selección mexicana emitiera su postura. Sin embargo, la única respuesta fue un evasivo “muchas gracias”, seguido de una desconexión inmediata de la videoconferencia. Este acto dejó no solo una votación pendiente, sino una serie de interrogantes sobre la dedicación real de algunos representantes populares.
Una Práctica que Merece Escrutinio
Este incidente, aparentemente aislado, nos obliga a investigar si se trata de un caso excepcional o del síntoma de un problema más profundo dentro del Congreso de la Unión. La ética parlamentaria y la rendición de cuentas exigen una reflexión colectiva: ¿están priorizando los legisladores su labor por encima de compromisos personales? La evidencia audiovisual sugiere que, al menos en esta ocasión, la cancha de pádel compitió, y venció, a la discusión de una ley vital para la nación.