La Reconstrucción Mamaria: Una Lección de Esperanza y Sanación Integral
En mi trayectoria acompañando a mujeres en su lucha contra el cáncer de mama, he aprendido que la reconstrucción mamaria tras una mastectomía representa mucho más que un procedimiento quirúrgico. Recuerdo especialmente a Ana, una paciente que me confesó: “La mastectomía me salvó la vida, pero la reconstrucción me devolvió las ganas de vivir”. Esta dualidad entre supervivencia y plenitud encapsula la esencia de lo que significa este proceso reconstructivo.
Cuando impulsamos la instauración del Día Nacional sobre la Reconstrucción Mamaria en 2020, no estábamos simplemente creando una fecha en el calendario. Estábamos reconociendo un derecho fundamental de las sobrevivientes: el acceso a una recuperación integral que abarca tanto la salud física como la reconstrucción de la identidad femenina. He visto cómo este procedimiento marca la diferencia entre sentirse mutilada y sentirse completa nuevamente.
El Programa de Reconstrucción Mamaria del IMSS, que desde 2021 ha brindado atención multidisciplinaria, representa un avance significativo. Sin embargo, en la práctica he observado que el verdadero éxito no reside únicamente en la técnica quirúrgica, sino en el acompañamiento emocional, la personalización del tratamiento y el respeto hacia la decisión de cada mujer. Algunas optan por la reconstrucción inmediata, otras necesitan tiempo para procesar su experiencia – ambas decisiones son válidas y deben ser respetadas.
El testimonio de Lucía que compartí en el Senado – “La mastectomía fue para curar mi cuerpo del cáncer, y la reconstrucción para curar mi alma” – resume una verdad que he constatado repetidamente. Esta intervención no es vanidad, sino un componente esencial en el proceso de sanación global que restaura la autoestima, la confianza y la sensación de normalidad.
Mi experiencia me ha enseñado que mientras continuamos avanzando en la detección temprana y tratamiento del cáncer de mama, debemos igualar esos esfuerzos en garantizar la rehabilitación integral. Cada mujer que supera esta enfermedad merece no solo sobrevivir, sino volver a florecer en todas las dimensiones de su ser.



















