Rusia prueba dron submarino con propulsión nuclear
Desde mi perspectiva, tras años de analizar la evolución del armamento estratégico, lo que estamos presenciando con el Poseidón no es solo una nueva arma, sino un cambio de paradigma. Recuerdo cuando los vectores de disuasión se limitaban a misiles balísticos; hoy, Rusia introduce un elemento de imprevisibilidad total en el tablero geopolítico.
MOSCÚ – El presidente Vladímir Putin confirmó este miércoles la prueba exitosa del vehículo submarino autónomo Poseidón, un artefacto con propulsión atómica y capacidad para portar una ojiva nuclear. Su declaración más contundente fue que este sistema de armas es prácticamente invulnerable a las defensas existentes.
Este anuncio, que sigue al elogio de una prueba del misil de crucero Burevestnik, constituye un mensaje estratégico calculado para la administración del presidente estadounidense Donald Trump. La experiencia me ha enseñado que estas demostraciones de poderío tecnológico son el lenguaje preferido de Moscú para reforzar sus posturas maximalistas respecto al conflicto en Ucrania, sin necesidad de un conflicto directo.
En un encuentro con soldados heridos en el frente ucraniano, Putin detalló que el ensayo del martes marcó la primera vez que el Poseidón operó con su reactor nuclear activado, un logro que calificó como un “éxito monumental”. Aseguró que el artefacto no tiene rival en términos de velocidad y capacidad de inmersión a profundidades extremas, lo que lo convierte en un blanco imposible de interceptar con la tecnología actual.
La miniaturización del reactor nuclear es, desde un punto de vista técnico, lo más revolucionario. Putin afirmó que es “cien veces más compacto” que los utilizados en submarinos convencionales, mientras que la potencia de su cabeza nuclear “supera significativamente” a la del proyectil balístico intercontinental Sarmat, hasta ahora el estandarte de su arsenal.
El Poseidón fue presentado inicialmente en el discurso sobre el estado de la nación en 2018, junto con otros sistemas de armas en desarrollo. Los análisis de medios rusos, que he seguido de cerca, sugieren que su doctrina de empleo consiste en detonar cerca de las costas enemigas para generar un devastador tsunami radiactivo, un concepto que recuerda a las armas de efecto ambiental de la Guerra Fría, pero con una precisión y sigilo sin precedentes.
Pruebas y Nuevos Sistemas
Putin confirmó que durante la prueba del martes, el Poseidón se desplazó por primera vez utilizando su propulsión nuclear. Sin embargo, en una práctica habitual en el secretismo militar ruso, se abstuvo de revelar la ubicación geográfica del ensayo o cualquier otro detalle operativo específico.
Paralelamente, ofreció nuevos datos técnicos sobre el misil de crucero Burevestnik, destacando que su reactor nuclear es “mil veces más pequeño” que el de un submarino atómico. La lección aquí es clara: la carrera no es solo por la potencia, sino por la miniaturización y la eficiencia.
- El domingo, el jefe del Estado Mayor ruso, el general Valery Gerasimov, informó a Putin que la prueba del Burevestnik del 21 de octubre había sido un “éxito absoluto”.
Según el reporte de Gerasimov, el misil recorrió una distancia de 14.000 kilómetros (aproximadamente 8.680 millas) en un vuelo de 15 horas con combustible nuclear, ejecutando complejas maniobras evasivas que, en la práctica, demostraron su alta capacidad para burlar los sistemas modernos de defensa aérea y antimisiles.
La estrategia de Putin ha sido consistentemente clara: desde el inicio de la intervención militar en Ucrania en febrero de 2022, ha exhibido de forma recurrente el potencial nuclear de Rusia. Su declaración de que Moscú está preparado para emplear “todos los medios necesarios” para salvaguardar sus intereses de seguridad nacional no es retórica nueva, pero cada nuevo sistema de armas le da un peso tangible.
Este renovado énfasis en la disuasión nuclear ha cobrado mayor intensidad desde que Trump canceló una cumbre prevista en Budapest e implementó las primeras sanciones económicas significativas contra Rusia desde su regreso a la Casa Blanca. En la geopolítica, como en el ajedrez, cada movimiento tiene una respuesta, y el Poseidón es la respuesta de Moscú en este juego de alta tensión.














