Una Grieta en el Mundo del Revés
Mientras los aficionados aguardan con ansias el desenlace de la aclamada serie, una investigación periodística revela una turbulencia muy real que sacude los cimientos del elenco. Lejos de la ficción, un presunto conflicto laboral enfrenta a dos de sus figuras más icónicas.
¿Qué sucedió realmente en el set de “Stranger Things” para que su protagonista, Millie Bobby Brown, presentara una queja formal contra David Harbour, el actor que interpreta a su padre en pantalla? Documentos internos a los que se ha tenido acceso detallan una denuncia por hostigamiento e intimidación presentada antes del rodaje de la quinta y última temporada.
Fuentes cercanas a la producción, bajo condición de anonimato, confirman la existencia de una investigación exhaustiva de varios meses de duración, iniciada a petición expresa de la joven actriz. “No fueron simples desavenencias”, asegura una de estas fuentes. “Se trataba de páginas y páginas de acusaciones específicas que Netflix se vio obligado a tomar en serio”.
Un Muro de Silencio Oficial
La indagación de este medio choca contra un muro de silencio. Ni los representantes de los actores involucrados ni la plataforma de streaming han emitido declaración alguna. Sin embargo, los hechos hablan por sí solos: testigos del rodaje confirmaron que, en un movimiento sin precedentes, Brown estuvo constantemente acompañada por un representante personal, una medida de protección que alteró la dinámica habitual del plató.
Este distanciamiento contrasta brutalmente con la narrativa pública de una relación paternal y protectora que Harbour había cultivado durante años. En declaraciones a medios en 2021, el actor manifestó una “preocupación real” por Brown, a quien conoció siendo una niña. Surge entonces la pregunta incómoda: ¿Era esa imagen una fachada, o el conflicto posterior marca un punto de inflexión irreversible?
La investigación concluye que este caso va más allá de un simple altercado entre colegas. Expone los mecanismos de poder dentro de una producción multimillonaria y la vulnerabilidad incluso de estrellas de alto perfil, planteando un interrogante crucial sobre el entorno laboral en la industria del entretenimiento y las batallas que nunca llegan a la pantalla.
				
															
								
															













