La cuenta regresiva de la regla que moldea el futuro
En mis años siguiendo la Liga MX, he visto cómo la Regla de Menores ha evolucionado de una mera formalidad a un elemento estratégico crucial. Este Apertura 2025 no es la excepción, y en la jornada final, clubes de gran peso cargan con una tarea pendiente que va más allá de los puntos.
La lección siempre ha sido clara: dejar esta obligación para el final es un riesgo que pocos pueden permitirse. Tigres, Rayados y Cruz Azul, mientras libran batallas por la supremacía en la tabla, también deben resolver este imperativo reglamentario que exige mil 170 minutos para los futbolistas jóvenes.
El panorama real en el vestuario
Desde la perspectiva del camerino, la presión no se distribuye por igual. Mazatlán FC está a un solo minuto de cumplir, una situación envidiable que les permite enfocarse plenamente en el partido. He comprobado que ese minuto final a menudo se le otorga a un promesa local, un gesto que vale más para la moral del equipo que para el marcador.
El verdadero desafío lo enfrentan los gigantes: a Rayados le faltan 28 minutos, una cifra manejable; a Cruz Azul, 61 unidades, que requieren una planificación táctica; y Tigres, con 132 minutos pendientes, necesita una apuesta decidida por su cantera. En mi experiencia, cuando un club deja acumular tanto tiempo, suele revelar una falta de integración genuina de los jóvenes en su esquema.
La complejidad detrás de las cifras oficiales
El caso de Toluca es un recordatorio perfecto de que en el fútbol, lo que ves no siempre es lo que obtienes. Aunque el sitio web de la Liga MX indica un déficit de 174 minutos, la realidad es más matizada. Los Diablos Rojos ya han cumplido, gracias a la contribución de Everardo López en el Mundial Sub-20. Su participación, con 181 minutos en la justa global, cubre el requisito.
Esta situación se repite con Diego “Chicha” Sánchez en Tigres y Iker Fimbres en Monterrey. La experiencia me ha enseñado que estos detalles administrativos, los minutos en competiciones internacionales, son un salvavidas que muchos subestiman. Solo los juveniles que disputaron al menos 180 minutos en el Mundial de Chile aportan a sus clubes, una valiosa lección de planificación a largo plazo que separa a los equipos bien gestionados del resto.
Al final, más que una simple regla, es un termómetro de cuánto confía un club realmente en su cantera. Los minutos no se negocian, pero la oportunidad de forjar un jugador para el futuro, eso no tiene precio.

















