La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha anunciado una decisión que trasciende el protocolo: no asistirá al partido inaugural de la Copa del Mundo 2026. En su lugar, ha decidido ceder su codiciada entrada a una joven aficionada al fútbol, un gesto con el que busca simbolizar la inclusión y la promoción de los sueños deportivos entre las nuevas generaciones.
Durante la presentación oficial del evento en el Complejo Cultural Los Pinos, la mandataria explicó que, aunque la organización le otorgó el boleto para el encuentro que se disputará el 11 de junio en el Estadio Azteca, su lugar lo ocupará una niña o joven que de otra manera no tendría la oportunidad de vivir semejante experiencia. “Le voy a dar mi boleto a una niña, una joven que no tiene la oportunidad de ir a ver la inauguración y que sea una amante del fútbol”, declaró Sheinbaum, añadiendo que el objetivo es que “pueda soñar con el fútbol”. El mecanismo para seleccionar a la afortunada se dará a conocer en los próximos días.
Este anuncio se enmarca en una actualización más amplia sobre los preparativos de México para el megaevento deportivo, que compartirá sede con Estados Unidos y Canadá. Sheinbaum transmitió un mensaje de confianza y capacidad operativa, asegurando que todas las obras de infraestructura a cargo del gobierno federal estarán concluidas para la fecha de inicio del torneo. La modernización del país para recibir a millones de visitantes es una prioridad absoluta.
Entre los proyectos clave detallados se encuentra la remodelación integral de las dos terminales del Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, una intervención en la que se invertirán aproximadamente 489 millones de dólares. Este esfuerzo busca no solo mejorar la experiencia de los viajeros durante el Mundial, sino también elevar los estándares de la conectividad aérea nacional a largo plazo.
Paralelamente, se avanza en la construcción de un tren que conectará el Aeropuerto Felipe Ángeles, ubicado en Santa Lucía, con la capital. Esta obra de conectividad, situada a casi 50 kilómetros del centro urbano, es fundamental para garantizar un transporte eficiente y moderno para los asistentes a los partidos que se jugarán en la ciudad. La presidenta también mencionó que existen planes de aportación federal para obras complementarias en las otras sedes mexicanas, Guadalajara y Monterrey, cuyos pormenores se revelarán formalmente la próxima semana.
El emblemático Estadio Azteca, cerrado desde el año pasado para su remodelación, se consagrará como un escenario histórico al ser el primero en el mundo en albergar tres ceremonias de inauguración de Copas del Mundo. Cabe destacar que la inversión para su modernización corre a cargo de una empresa privada, lo que ejemplifica un modelo de colaboración público-privada para el desarrollo de infraestructura de clase mundial.
Sheinbaum enfatizó la dimensión cultural y económica del evento. Calificó el Mundial como una oportunidad excepcional para mostrar al mundo la grandeza cultural de México y el momento histórico que vive la nación. Desde una perspectiva cuantitativa, se anticipa la visita de aproximadamente 5.5 millones de turistas adicionales distribuidos entre las tres sedes mexicanas, lo que generará una derrama económica de gran magnitud. “Será un momento muy especial con una derrama económica muy importante, pero vamos a estar listos en unos meses”, afirmó la mandataria. “México está listo para recibir el Mundial”.
La combinación de un gesto humano, como la donación de la entrada, con la presentación de un plan de infraestructura sólido y en marcha, pinta un cuadro de un gobierno que busca equilibrar el simbolismo con la ejecución técnica. La decisión de Sheinbaum no solo acerca el fútbol de élite a una ciudadana, sino que proyecta una imagen de preparación y compromiso con el legado que el Mundial 2026 dejará en el país.
