La Maestría de un Fenómeno sin Precedentes
Después de décadas siguiendo este deporte, creía haberlo visto todo. Pero Shohei Ohtani ha redefinido lo que significa ser un jugador de béisbol completo. Ganar el MVP de la Liga Nacional por unanimidad no es solo un logro; es la culminación de una evolución atlética que muchos considerábamos imposible. Recuerdo cuando los “two-way players” eran una curiosidad experimental, nunca pilares dominantes. Ohtani no solo ha roto ese molde—lo ha pulverizado.
Shohei Ohtani.
El prodigio japonés ha conseguido su tercer reconocimiento consecutivo como Jugador Más Valioso, completando su segunda hazaña en el Circuito Nacional con los Dodgers de Los Ángeles después de dos en la Americana con los Angelinos. Lo extraordinario es que sus cuatro galardones han sido unánimes—una consistencia en la excelencia que solo encuentra paralelo en leyendas como Barry Bonds y sus siete trofeos.
En mi experiencia, lo que separa a los grandes de los meramente buenos es cómo responden a la adversidad. Ohtani regresó al montículo en junio después de perderse temporada y media por una lesión de codo, y aún así ponchó a 62 bateadores en 47 entradas. He visto muchos lanzadores nunca recuperar su nivel tras tales contratiempos, pero él lo hizo mientras mantenía números ofensivos élite: .282 de promedio, OPS de 1.014, 55 cuadrangulares, 102 carreras impulsadas y 20 robos.
El Legado que se Construye en Octubre
Los veteranos sabemos que el verdadero carácter de un pelotero se revela en postemporada. El 17 de octubre, Ohtani ofreció lo que muchos consideramos la exhibición individual más dominante en la historia de los playoffs: tres jonrones y diez ponches en seis entradas contra los Cerveceros de Milwaukee. Ese tipo de actuación no se olvida—se convierte en leyenda instantánea.
Mientras tanto, en la Liga Americana, Aaron Judge se unió a la santísima trinidad de los Yankees—DiMaggio, Berra y Mantle—como ganador de tres MVP. He seguido la trayectoria de Judge desde sus inicios, y su evolución hacia este estatus legendario refleja una ética de trabajo excepcional. Liderar las mayores con .331 de promedio y 1.144 de OPS a los 33 años demuestra una longevidad que pocos proyectaban.
La votación más reñida desde 2019 nos recordó que la excelencia tiene múltiples formas. Cal Raleigh de Seattle, con sus 60 jonrones—récord para un receptor—demostró que el poder puro sigue siendo invaluable. Mientras, Juan Soto de los Mets superó su inicio lento para ofrecer su habitual producción estelar, justificando ese contrato monumental de 765 millones.
En este juego, he aprendido que los premios individuales cuentan solo parte de la historia. Pero cuando un jugador como Ohtani transforma no solo su equipo sino nuestra comprensión misma de lo posible, estamos presenciando algo que trasciende las estadísticas—estamos viendo historia en tiempo real.
















