Diputada española provoca controversia al decir que México debe agradecer la Conquista

La diputada española Cayetana Álvarez de Toledo, miembro del Partido Popular, ha generado una significativa controversia al afirmar en una intervención parlamentaria que México debería mostrar gratitud hacia España por el proceso de Conquista.

 

Estas declaraciones surgen en un contexto diplomático particularmente sensible, donde los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum han mantenido una postura firme solicitando a la Corona Española que ofrezca una disculpa pública formal a los pueblos originarios de México por la violencia y los agravios históricos cometidos durante ese período.

 

Durante su intervención en la sesión legislativa, Álvarez de Toledo construyó un argumento detallado explicando por qué, desde su perspectiva, México no debería exigir el perdón de España. “Aquella España solo merece agradecimiento, por derrocar a una tiranía que practicaba el canibalismo, por construir universidades en el páramo y hospitales en la selva”, declaró la parlamentaria, estableciendo una narrativa que enfatiza lo que ella considera contribuciones civilizatorias.

 

Su discurso continuó desarrollando la tesis de que España representó un avance fundamental para el continente americano, destacando que su país fue el primer imperio en cuestionar su propia legitimidad y en promulgar leyes que reconocían derechos específicos para las poblaciones indígenas, al tiempo que prohibía formalmente la esclavitud. La diputada profundizó en su análisis histórico señalando que España promovió activamente el mestizaje en contraste con políticas de segregación implementadas por otras potencias coloniales.

 

“Por forjar la hispanidad, una impresionante comunidad cultural, lingüística y moral”, subrayó Álvarez de Toledo, presentando este concepto como un legado positivo y unificador. Su argumentación buscaba reivindicar la acción española en América como un proyecto esencialmente benéfico, una postura que contrasta marcadamente con las interpretaciones históricas predominantes en la academia mexicana y con la memoria histórica de los pueblos indígenas.

 

En un giro que añadió una capa contemporánea a la polémica, la diputada dirigió sus críticas directamente hacia la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum. Álvarez de Toledo aseguró que la mandataria mexicana sería quien realmente debería pedir disculpas a los ciudadanos de su país, específicamente por los niveles de violencia y por la política de seguridad que describió como “abrazos a los narcos”.

 

“Que ella pida perdón a los mexicanos y a la viuda de Carlos Manzo”, insistió la parlamentaria, haciendo referencia a un caso específico que ha conmovido recientemente a la opinión pública mexicana. Concluyó su intervención con una afirmación categórica: “hace 500 años la civilización avanzó en América y sigue avanzando a pesar de sus enemigos”, cerrando así su argumento con una defensa sin matices del legado español.

 

Estas declaraciones adquieren mayor relevancia por el timing en que se producen, apenas unas semanas después de que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, hubiera manifestado que recuperar el diálogo diplomático con México constituía una prioridad fundamental para su administración. En una entrevista concedida al diario El País, el mandatario español había afirmado que su gobierno había transmitido a los representantes mexicanos la importancia estratégica que reviste para España esta relación bilateral, sugiriendo un posible deshielo después de un prolongado período de tensiones.

 

El origen de la llamada ‘pausa’ en las relaciones diplomáticas entre México y España se remonta a 2019, cuando el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador envió una carta formal al rey Felipe VI solicitando una disculpa institucional por los agravios históricos cometidos durante la Conquista. La negativa del gobierno español a acceder a esta petición generó inmediatas tensiones diplomáticas que se fueron agravando progresivamente. La situación se deterioró aún más en 2022, cuando López Obrador declaró oficialmente una “pausa” en la relación bilateral con España, acusando específicamente a empresas ibéricas de haber cometido diversos abusos económicos durante los gobiernos mexicanos anteriores a su administración.

 

El contraste entre las declaraciones de la diputada del Partido Popular y los esfuerzos del presidente Sánchez por normalizar las relaciones ilustra las tensiones internas dentro del espectro político español respecto a cómo abordar la memoria histórica colonial y las relaciones contemporáneas con América Latina. Mientras el gobierno socialista busca reencauzar el diálogo, sectores más conservadores mantienen una postura revisionista que rechaza cualquier planteamiento crítico sobre el pasado colonial.

 

Esta divergencia no solo refleja divisiones ideológicas domésticas, sino que complica significativamente el proceso de reconciliación histórica y la reconstrucción de una relación bilateral que comparte profundos lazos culturales, económicos y humanos. La polémica desatada por las palabras de Álvarez de Toledo evidencia que el debate sobre la Conquista y sus legados dista mucho de estar cerrado, manteniendo una notable capacidad para influir en la política contemporánea y en las relaciones internacionales entre naciones hermanadas por una historia común, aunque interpretada de manera profundamente divergente.

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