El Gran Teatro del Horror Digital en la Perla del Humaya
En la luminosa y progresista metrópoli de Culiacán, donde la Fiscalía General del Estado brilla por su ubicuidad estratégica—tan cerca del crimen y tan lejos de la justicia—, se ha inaugurado una nueva temporada de la temporada teatral más aplaudida: “El Ascenso y Precipitado Ocaso del Creador de Contenidos”. El último acto protagonizado por el difunto Gerardo N, ‘El Jerry’, fue una función al aire libre, una serenata de armas automáticas que coreografió su tránsito de influencer a efímera instalación artística dentro de una camioneta acribillada.
Este joven prometeo de la era digital, de apenas 25 años, no viajaba solo. Lo acompañaba en su periplo final Gustavo N, un comparsa en esta tragicomedia urbana. Su carroza fúnebre, una Sierra Delani gris, fue convenientemente decorada con impactos de bala en la carrocería, cristales y llantas, un trabajo de arte conceptual que los críticos más exigentes—los sicarios—calificaron con la más alta puntuación: la muerte instantánea. El escenario, una avenida a un suspiro de la plaza comercial más grande, demostrando que el comercio, tanto lícito como ilícito, es el verdadero motor de la ciudad.
La respuesta del ejército, la Guardia Nacional y la Policía Estatal fue tan rápida y efectiva como suele ser: llegaron para constatar lo que las múltiples llamadas anónimas ya habían anunciado. Su papel no es prevenir el drama, sino documentarlo para el archivo histórico de la impunidad.
El Reparto Se Reduce: Una Tradición Local
‘El Jerry’ no fue un actor aislado. Meramente siguió los pasos de su colega, el fenecido Leobardo Aispuro Soto, ‘El Gordo Peruci’, quien el pasado diciembre ofreció una función privada en la colonia 21 de Marzo. Su actuación más memorable, aquel video donde mostraba armas de fuego a su audiencia, resultó ser un tráiler profético de su desenlace. Su esposa, en un giro de guion, sobrevivió para contar el epílogo, siendo trasladada a un hospital en lo que podría interpretarse como un cliffhanger para una posible secuela.
Y no podemos olvidar al trágico clown Jesús Miguel Vibanco García, ‘Jasper’, cuya carrera como influencer despegó al compartir pantalla con Markitos Toys. Su última aparición fue en un camino de terracería, en una obra de land art que consistía en él mismo, sin vida. La ficha de investigación de la Oficina de Control de Activos de los Estados Unidos le otorgaba un prestigio internacional, sugiriendo sus lazos de amistad cercanos con los hijos del Chapo Guzmán. En esta ciudad, tener un dossier extranjero es el equivalente a una estrella en el paseo de la fama.
En este gran circo de las redes sociales, donde la moneda de cambio son los ‘likes’ y la notoriedad, estos intrépidos artistas descubrieron demasiado tarde que el ‘engagement’ más peligroso no es el de los seguidores, sino el de los proyectiles. Una lección audiovisual que, por desgracia, tiene una tasa de reproducción infinita.















