Más Allá de la Cortesía: Un Plan Disruptivo para el Cine Nacional
La reunión entre la visionaria Salma Hayek y la Presidenta Claudia Sheinbaum trascendió el mero protocolo para convertirse en un catalizador de ideas audaces. No se trató simplemente de una charla amable, sino de la presentación de una hoja de ruta estratégica diseñada para reposicionar a México en el mapa cinematográfico mundial.
Sheinbaum describió el encuentro como “muy grata” y destacó la claridad y compromiso de la actriz y productora. Sin embargo, el núcleo de la conversación fue una propuesta concreta: la urgencia de crear un ecosistema de incentivos que actúe como un imán para producciones tanto nacionales como internacionales.
“Platicamos sobre la generación de estímulos para potenciar el cine nacional e internacional en México”, reveló la mandataria, subrayando el efecto multiplicador de esta industria, que genera una vasta cantidad de empleos directos e indirectos.
La presidenta evocó su experiencia en la administración capitalina, donde implementó una reingeniería radical de la burocracia. “Transformamos un proceso que tardaba cuatro meses en uno que se resolvía en 24 horas”, explicó. Esta no fue una simple simplificación de trámites, sino una filosofía de facilitación que incluía acompañamiento a los productores y mediación con la ciudadanía.
Este precedente sienta las bases para una revolución creativa y económica. Imaginen a México no solo como un escenario, sino como un centro neurálgico de creación, donde la agilidad administrativa y los incentivos inteligentes conviertan cada locación en un estudio de filmación y cada talento local en un protagonista de la industria del entretenimiento global. La propuesta de Hayek no es una petición, es un llamado a la acción para construir, desde lo público y lo privado, un nuevo paradigma audiovisual.











