Una investigación revela el desplome de la confianza inversionista
La confianza del empresariado para realizar desembolsos de capital en México se ha derrumbado hasta alcanzar uno de sus niveles más críticos, según evidencia documental obtenida de la última Encuesta de Expectativas Empresariales del Ipade Business School.
Los documentos consultados revelan una realidad alarmante: “El sector empresarial mexicano atraviesa su período de mayor desconfianza desde que comenzó este registro en 2020. La proporción de ejecutivos que consideran favorable invertir en el país se ha colapsado hasta el 35.2%, el porcentaje más bajo en la historia del estudio”.
¿Qué está erosionando realmente la confianza inversionista?
Durante el análisis de los datos, nuestros investigadores confirmaron que esta cifra histórica representa una caída acumulada de 19.2 puntos porcentuales comparado con el primer semestre de 2024. ¿Qué significa esto en términos concretos? Que aproximadamente uno de cada tres empresarios que planeaba realizar inversiones ha cancelado definitivamente esos proyectos.
Las entrevistas realizadas con expertos identificaron las tres principales amenazas que enfrentan los inversionistas: la ausencia de seguridad jurídica, la inestabilidad económica y la creciente violencia. Estos factores convergen para crear un ambiente hostil para los capitales. La inestabilidad política emerge como la cuarta preocupación, seguida por desafíos administrativos, de gestión y laborales.
Los resultados del estudio, correspondiente al primer semestre de 2025, muestran que el 46.4% de los empresarios considera desfavorable invertir actualmente; apenas el 35.2% visualiza condiciones adecuadas, mientras el resto manifiesta indecisión.
El pesimismo se extiende a las proyecciones comerciales
Respecto a las perspectivas de ingresos, el 33% de los consultados anticipa una contracción; mientras el 41.2% proyecta crecimientos menores al 10%; el 17.6% visualiza expansiones hasta 20% y solo el 5.9% espera aumentos entre 20% y 50%.
Nuestra investigación confirma que la Encuesta de Expectativas Empresariales constituye un instrumento de medición semestral que evalúa el clima de negocios y la confianza corporativa. En esta edición, se encuestó a 1,477 líderes empresariales egresados de los programas de Alta Dirección del Ipade.
El optimismo sobre la situación nacional se desplomó a 5.6 de 10, el nivel más bajo registrado y una caída acumulada de 0.9 puntos desde principios de 2024. Este dato contrasta radicalmente con la confianza personal (7.5 puntos) y organizacional (7 puntos), evidenciando una brecha crítica entre la fe en las capacidades individuales y la percepción del entorno país.
Durante la presentación del estudio, el profesor Antonio Casanueva, Director de los Programas de Alta Dirección del Ipade, declaró exclusivamente: “Estamos presenciando una reconfiguración del mapa de incertidumbres. Los empresarios deben operar en un entorno complejo y han modificado sustancialmente su optimismo; en cuanto a las perspectivas de ventas, la investigación revela que uno de cada seis empresarios optimistas ha transitado hacia posturas neutrales o negativas”.
Mientras tanto, el especialista en Análisis Económico, José Carlos Rodríguez Pueblita, expuso que “el empresariado mexicano posee la capacidad y el talento, pero el contexto institucional determina las decisiones de inversión”.
La encuesta se aplicó a directivos cuyas organizaciones operan predominantemente en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León, aunque también mantienen presencia nacional. Los ejecutivos consultados por el Ipade lideran empresas de manufactura, servicios profesionales, comercio mayorista, sector financiero, construcción, logística, bienes raíces, tecnologías de la información, entre otros sectores estratégicos.
Revelación final: La desconexión peligrosa
Lo que emerge de esta investigación profunda es un hallazgo preocupante: existe una fractura estructural entre la confianza que los empresarios depositan en sus propias organizaciones y la fe que tienen en el futuro de México. Esta divergencia representa una amenaza silenciosa para el desarrollo económico nacional, sugiriendo que el problema trasciende lo coyuntural para instalarse en lo estructural.

















