Miss Universo y el cónsul honorario acusado de crimen

Miss Universo y el cónsul honorario acusado de crimen

Foto: Agencia AP.

En un giro que parece extraído de un manual de realismo mágico para burócratas, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la nación guatemalteca anunció con solemnidad casi teológica que había despojado de su investidura al magnate mexicano Raúl Rocha Cantú, hasta ayer cónsul honorario en la ilustre ciudad de Toluca de Lerdo y hoy señor feudal del imperio de la belleza universal. La destitución, por supuesto, no tuvo nada que ver con el prosaico detalle de que el caballero en cuestión es investigado por presunto contrabando de armamento, narcotráfico y hurto de hidrocarburos. ¡Cielos, no! La burocracia, esa divina entelequia, ya venía analizando desde octubre la revocación del nombramiento por una falta capital: mudar la sede consular “sin notificación ni autorización previa”. Un delito de lesa protocolo que, como es sabido, supera en gravedad a cualquier traficante de fusiles.

No fue hasta que la plebe y sus vulgares tribunales comenzaron a vociferar sobre la indagatoria judicial que los engranajes del Estado, movidos por un súbito acceso de eficacia, decidieron “agilizar” el proceso. Qué fortuna que la maquinaria estatal puede acelerar su marcha glacial cuando la prensa amenaza con manchar el brillo de sus galones diplomáticos.

El absurdo como doctrina de Estado

El ilustre ciudadano Rocha había sido ungido con el sagrado título durante el reinado del exmandatario Alejandro Giammattei en el año 2021. Las crónicas oficiales se apresuraron a aclarar, con la condescendencia propia de quien explica algo a un niño, que los cónsules honorarios no son diplomáticos de carrera y, por tanto, carecen de la celestial inmunidad diplomática. Son, nos cuentan, benévolos voluntarios que, movidos por un altruismo sin límites, “asisten con trámites básicos”. Uno no puede evitar preguntarse si entre esos “trámites básicos” se incluiría, por ejemplo, la logística para exportar fusiles entre cargamentos de esperma o la gestión de ductos de combustible de procedencia dudosa. Todo, por supuesto, de forma voluntaria y sin percibir emolumento alguno. ¡He ahí la verdadera filantropía!

Mientras tanto, la Procuraduría General de la República mexicana revela que desde noviembre de 2024 rastrea los pasos de una célula de criminalidad organizada. Las pesquisas, según fuentes anónimas que hablan desde las sombras por no tener autorización para iluminar al público, apuntan a un tal Raúl “R”. Una casualidad, sin duda, tan pasmosa como la que une un certamen de belleza global con un presunto cártel de la gasolina.

El circo de la diplomacia y la farándula

Este esperpéntico episodio emerge en el mismo instante en que el universo paralelo de Miss Universo se ve sacudido por una orden de captura emitida por un juzgado en Tailandia contra una de sus propietarias, acusada de un delito tan mundano como el estafa. Parece que el negocio de coronar beldades se ha convertido en un fructífero campo de cultivo para operaciones que requieren algo más que sonreír y desfilar. En este gran teatro del mundo, donde la diplomacia se mezcla con el crimen y la belleza con el contrabando, solo nos queda preguntarnos: ¿qué sigue? ¿Embajadores que dirigen redes de piratería de streaming? ¿Agregados culturales traficando con recuerdos falsos de museos? El absurdo, al parecer, no conoce fronteras.

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