Un adiós sereno: la última noche de un ícono
Con el corazón en la mano, Lalo Manzano, hijo del legendario Eduardo Manzano “El Polivoz”, describió la partida de su progenitor como una “muerte digna“. El intérprete falleció en paz la noche del jueves a las 11:45 horas, rodeado de cuidados médicos.
“Se nos adelantó, es el ciclo natural. No fue traumático, gracias a Dios. Fue un paro cardiorrespiratorio, una despedida en calma. Se fue dormido y protegido en un hospital”, compartió Lalo a la entrada del tanatorio en la calle General Prim, donde se realizó el velorio.
El legado de un hombre que cumplió su misión
El también actor explicó que, aunque la familia anhelaba su recuperación, eran conscientes de su profundo cansancio físico y emocional. Sabían que el creador del entrañable “Gordolfo Gelatino” había completado su trayecto vital con éxito.
“Él estaba satisfecho con su obra, y nosotros agradecidos porque la vida le dio el talento para cumplir su propósito. Supo para qué vino y se fue con todos los honores. Decía que unos nacen con fortuna y otros no; él tuvo la dicha de realizar todo lo que soñó”, reflexionó.
La decisión final: cremación y regreso a los orígenes
Respecto a los arreglos funerarios, Lalo detalló que optaron por la incineración. Sus cenizas descansarán junto a las de sus abuelos. Coincidentemente, él, que reside en Cancún, se encontraba en la Ciudad de México por trabajo y pudo estar en los instantes finales, a diferencia de sus hermanos Mariela y Ariel, quienes viven en Monterrey.
“Nadie está realmente preparado para esto. Somos adultos responsables, pero a veces la emoción nos desborda. Lloras sin entender la magnitud del dolor, y al momento siguiente estás sereno. Es un mecanismo de defensa del cuerpo para procesar la pérdida”, confesó.
Solidaridad y recuerdos en el momento del duelo
El apoyo no se hizo esperar. Colegas y amigos del mundo del espectáculo, como los humoristas Jo Jo Jorge Falcón y Teo González, además del productor Jorge Ortiz de Pinedo, se presentaron para brindar consuelo a la familia.
Mariela, la hija mayor del comediante, también se dirigió a la prensa. Reveló que decidieron no intervenir con procedimientos invasivos para prolongar artificialmente su vida, priorizando su bienestar y paz.
“Quisimos que estuviera tranquilo. Mis hijas y yo lo acompañamos para que se sintiera amado hasta el final. Le dijimos que podía irse en paz. Eso nos deja un consuelo enorme”, expresó.
Recordó que, tras el personaje jovial, su padre era un hombre riguroso, metódico y comprometido. De él aprendió a ser fuerte y a establecer límites, atesorando una de sus frases más célebres: “mijita, pena los perros que andan sin calzones”.












