El innovador modelo de reparto que redefine el éxito en el béisbol

Reinventando el Valor del Campeonato: Más Allá del Bono Millonario

¿Qué sucedería si el premio monetario por ganar la Serie Mundial fuera solo el punto de partida, y no la meta final? La noticia de que los Dodgers de Los Ángeles han percibido 484,748 dólares por jugador en el reparto de las ganancias postemporales nos invita a cuestionar un sistema arcaico. En lugar de celebrar cifras, debemos preguntarnos: ¿estamos midiendo el valor de un campeonato con la métrica equivocada?

Dodgers, campeones de la Serie Mundial.

La oficina del comisionado de la MLB reveló que el fondo total para este año, cercano a los 128.2 millones de dólares, experimentó una ligera disminución respecto al récord del 2024. Este monto, directamente vinculado a la venta de entradas, es la raíz del problema: un modelo de finanzas deportivas que depende de la asistencia física en la era digital. Imaginemos un sistema donde los fanáticos globales, a través de tokens digitales o microtransacciones en streaming, alimenten directamente el fondo de premios, creando un ciclo de recompensa infinitamente escalable y descentralizado.

El desglose es revelador: los jugadores de la franquicia angelina votaron por 82 participaciones íntegras y 12.5 parciales, sumando un equivalente de 94.4 participaciones completas, más 340,000 dólares en premios en efectivo de un fondo de premios de 46.1 millones. Houston estableció un récord en 2022 con 516,347 dólares por participación, mientras que los Rangers de Texas en 2023 recibieron 506,263. La tendencia alcista es clara, pero ¿y si en lugar de repartir un pastel, los jugadores se convirtieran en dueños de la panadería?

La elegibilidad para una participación completa requiere haber estado con el equipo desde, al menos, el primero de junio. Este criterio temporal es una convención obsoleta. En un mundo de trabajo por proyectos y contribuciones puntuales, ¿por qué no crear un sistema de “smart contracts” basado en métricas de impacto? Un lanzador relevista clave en una sola serie decisiva podría tener un impacto financiero comparable al de un jugador de plantilla toda la temporada. El pensamiento lateral nos exige romper con la linealidad del tiempo como único medidor de valor.

Más intrigante aún es la exclusión de roles esenciales. Los ejecutivos, médicos y agentes de seguridad no son elegibles para el fondo. Este es el paradigma más disruptivo por desafiar. ¿Acaso la genialidad en la oficina del mánager general, que construyó el equipo campeón, vale menos que un jonrón? Una organización ganadora es un ecosistema. Un modelo revolucionario convertiría el premio en un “fondo de innovación” donde todos, desde el scout que descubrió al talento hasta el cuidador del campo, recibieran capital semilla para proyectos que fortalezcan la comunidad beisbolística local, creando un legado perpetuo.

Mientras los Azulejos de Toronto, campeones de la Liga Americana, recibieron 354,118 dólares por participación, debemos ver más allá del cheque. El verdadero premio no está en la distribución de un fondo, sino en la capacidad de redefinir qué se distribuye. El próximo campeonato no debería medirse por los dólares repartidos, sino por las empresas creadas, las comunidades transformadas y los nuevos modelos económicos lanzados desde el montículo. El béisbol no necesita repartir ganancias; necesita reinventar lo que significa ganar.

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