México registra un crecimiento histórico de su clase media según el Banco Mundial
CIUDAD DE MÉXICO. En un giro significativo para su panorama socioeconómico, México protagoniza un cambio de paradigma validado por el Banco Mundial. El organismo internacional, en su último análisis sobre pobreza y equidad, certifica una expansión sin precedentes de la clase media en el país, un fenómeno que redefine la estructura social en la era de la denominada Cuarta Transformación.
Los datos que marcan un punto de inflexión
Jesús Ramírez Cuevas, coordinador de asesores de la Presidencia, destacó que México y Brasil lideran este ascenso social en Latinoamérica. La radiografía presentada por el Banco Mundial es contundente: entre 2018 y 2024, la pobreza en México se contrajo 13.6 puntos porcentuales, mientras que el segmento de clase media se amplió en 12.4 puntos.
Este salto cuantitativo, según el análisis, es resultado directo de la estrategia económica y las políticas de inclusión implementadas durante las administraciones de Andrés Manuel López Obrador y la actual presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo.
El marco técnico del organismo define como clase media a quienes tienen ingresos superiores a 17 dólares diarios (aproximadamente 340 pesos), y como población en situación de pobreza a quienes perciben menos de 8.30 dólares al día (unos 166 pesos).
Impacto transversal y nueva narrativa económica
Ramírez Cuevas enfatizó que estas cifras tienen correlación con las estadísticas del INEGI. El detalle es revelador: la tasa de pobreza pasó del 35.5% en 2018 al 21.7% en 2024, lo que significa que más de 13 millones de personas superaron ese umbral. Simultáneamente, la clase media escaló del 27.2% al 39.6%, integrando a cerca de 12 millones de ciudadanos.
“El dato disruptivo”, afirmó el funcionario, “es que la inversión social no solo mitigó la pobreza, sino que potenció las condiciones de vida de otros estratos. La clase media actual muestra mayor resiliencia y ha reducido sus vulnerabilidades, logrando cubrir la canasta básica y las necesidades familiares sin depender de apoyos gubernamentales directos”.
Este fenómeno, argumentó, generó un efecto multiplicador en toda la economía, beneficiando también al sector empresarial y financiero, y demostrando que los beneficios fueron transversales. El aval del Banco Mundial, subrayó, ayuda a desmontar la percepción de que la política de la 4T se centraba exclusivamente en los sectores más desfavorecidos.
Una tendencia de largo plazo que se consolida
La presidenta Claudia Sheinbaum contextualizó estos números en una trayectoria histórica. Recordó que en el año 2000, la clase media era solo el 18.1% de la población, frente a un 55.1% en pobreza. Para 2018, los indicadores ya mostraban una mejora (27.2% clase media, 35.3% pobreza). Tras el shock de la pandemia de COVID-19 —que contrajo el PIB en un 8%—, 2022 marcó un hito: por primera vez, había más mexicanos en clase media que en pobreza.
El salto de 2024, afirmó Sheinbaum, consolida esta trayectoria ascendente. Lo atribuyó a un modelo de “gobierno humanista” y una “economía moral“, basada en entender el bienestar como un derecho, el incremento continuo del salario mínimo y el fortalecimiento del sistema de pensiones.
“Hoy, el mapa social de México es distinto: más familias se autorreconocen como clase media y menos personas viven en la pobreza. La meta ahora es sostener e impulsar esta tendencia”, concluyó la mandataria, proyectando un futuro donde la movilidad social ascendente sea la norma y no la excepción.












