En un alarde de previsión que solo puede calificarse de milagroso, la Sacrosanta Autoridad del Coloso Aéreo de la Capital (antes conocido como AICM) ha anunciado, con la solemnidad de un edicto imperial, el despliegue de su Gran Ópera Burocrática Invernal. Este monumental esfuerzo, diseñado para la temporada en que los mortales se lanzan en estampida hacia los cielos, se extenderá hasta que la última ilusión navideña se esfume, aproximadamente el 6 de enero de 2026.
¿Qué prodigios de la logística nos aguardan?
La joya de la corona de este plan es la habilitación de dos líneas mágicas de comunicación, disponibles en el éter digital las veinticuatro horas. A través del oráculo moderno llamado WhatsApp, los peregrinos aéreos podrán clamar al vacío sus dudas existenciales: “¿Dónde está la puerta 15?” o “¿Por qué mi maleta fue a Cancún sin mí?”, con la esperanza de recibir una respuesta automática que los reconforte.
Además, en un gesto de conmovedora caridad institucional, se ofrecerá auxilio piadoso a una clase particular de héroes: los peregrinos de la tercera edad. Un ejército de funcionarios, identificables por su mirada de profundo aburrimiento, estará disponible para señalar con el dedo la dirección general de las interminables filas, facilitando así su épico y laberíntico traslado entre mostradores de facturación y máquinas de café sobrevaluado.
El sublime mecanismo de auxilio al viajero perdido
El Programa de Orientación para los Desorientados permanecerá activo, sostenido por el esfuerzo de 40 almas resignadas. Su misión sagrada es repetir, como un mantra, las ubicaciones de las aerolíneas, migración y los santuarios de los taxis autorizados, sirviendo así como faros de información obvia en un mar de desesperación y carteles poco claros.
En el frente de la seguridad, una horda de 6,700 centinelas vigilará con celo las terminales y los caminos aledaños. Su presencia masiva garantizará que, mientras usted pierde su vuelo, al menos lo hará en un ambiente de estricto orden y control. Para coronar este cuadro de eficiencia, el AICM recuerda con orgullo que posee un servicio médico capaz de atender desde un ataque de ansiedad por los precios de la tienda libre de impuestos, hasta el shock producido por la factura del estacionamiento.
