En un sublime ejemplo de desarrollo horizontal, el Gran Mecanismo Nacional de Vigilancia de lo Evidente ha rubricado con sello de oro el octavo acta de ingreso a la modernidad parasitaria: un nuevo ciudadano de Mérida ha sido oficialmente colonizado por el gusano barrenador. La civilización, al parecer, también avanza por los canales subcutáneos.
El perfil del pionero meridano
El afortunado sujeto, un caballero de 62 primaveras y con una mente que habita realidades alternativas (esquizofrenia), ha visto su propio paisaje corporal enriquecido con una fauna invasora en sus extremidades inferiores. Las autoridades, en un arrebato de celo hospitalario, lo han recluido en uno de nuestros templos de la salud, donde seguramente le explicarán que los huéspedes no invitados son la última tendencia en zoonosis de lujo.
La plaga, demostrando un admirable espíritu turístico, ya ha puesto banderita en los municipios de Izamal, Progreso, Buctzotz, Motul, Yaxcabá, Maní y Sacalum. De los ocho aventureros humanos, cinco son varones y tres damas, porque la igualdad de género también aplica en las infestaciones. La mitad de este selecto grupo disfruta aún de la hospitalidad estatal, una estadística que cualquier resort envidiaría.
El cuadro de honor nacional de la parasitosis
En el medallero olímpico de la miasis humana, la nación entera brilla con 106 casos confirmados. Chiapas, siempre a la vanguardia de lo marginal, lidera el podio con el 80% de los trofeos (86 registros), dejando a Yucatán con una digna plata. Al menos cinco competidores han abandonado la carrera vital durante el tratamiento, aunque los burócratas de la salud se apresuran a aclarar, con la precisión de un notario, que sus muertes no se atribuyen formalmente al parásito ganadero. Murieron *con* él, no *por* él, una distinción filosófica que seguramente consuela enormemente a los deudos. El Estado, en su infinita sabiduría, vigila, cuenta y clasifica, mientras la frontera entre el ganado y el ciudadano se disuelve con la elegante discreción de una larva perforando la piel.













