Con la solemnidad de un enviado papal, Miguel Borja, el Salvador de Cuero, descendió este domingo sobre el asfalto sagrado de la Ciudad de México. Su misión divina, encomendada por los sumos sacerdotes de La Noria, es nada menos que la redención de Cruz Azul, una institución cuyo ataque yace más inerte que las esperanzas de sus fieles tras la apostasía de Ángel Sepúlveda. El Clausura 2026 será su Gólgota particular.
Tras un peregrinaje por los oasis vacacionales, el profeta colombiano arribó cargado de expectativas celestiales. Su santo olfato goleador no solo debe resucitar a La Máquina oxidada, sino también mantener su nombre escrito en el gran libro de convocatorias rumbo al Mundial 2026, ese evento planetario que justifica toda transacción terrenal.
El Ritual de Iniciación en el Templo de La Noria
El camino hacia la gloria está pavimentado con formularios. El primer acto del héroe no será un gol milagroso, sino someterse al escrutinio de los brujos médicos. Superados los exámenes de orina y resistencia, podrá, por fin, integrarse al sagrado rito de la pretemporada. La presentación oficial, un ceremonial de luces y promesas, aguarda en los primeros días del nuevo año, siempre que los designios burocráticos no intervengan.
Su pacto con la divinidad celeste es por dos años, con opción a un tercero si los milagros fluyen. Aunque las arcas del club guardan el secreto del monto con celo bancario, los oráculos financieros susurran sobre una lluvia de aproximadamente dos millones de dólares anuales. Una ofrenda justa para quien carga con el peso de la salvación en sus botines.
La Paradoja Divina: Un Mesías sin Plaza en el Paraíso
He aquí el sublime absurdo del sistema: la institución ha contratado a un redentor para el que no tiene sitio en su propio cielo. El “cupo de No Formado en México”, un concepto teológico-administrativo, está copado. La fe ahora se deposita en acelerar el exilio de algún otro iluminado extranjero, ya sea Mateusz Bogusz o algún otro apóstol prescindible. Previas purgas, como las de Rotondi o Faravelli, fueron meros ensayos para este sacrificio final.
La Fe se Sustenta en Estadísticas
Para justificar la devoción, los sumos sacerdotes exhiben los números sagrados del elegido: 159 batallas, 62 goles ofrendados, 10 asistencias caritativas en los altares de River Plate. Su pasado glorioso, coronado con la Copa Libertadores en Atlético Nacional, actúa como la reliquia indubitable que silencia a los herejes y escépticos. La fe, al fin y al cabo, necesita sus milagros pasados para creer en los futuros.
Así, entre rituales médicos, cláusulas divinas y purgas necesarias, comienza otra epopeya en el circo del balompié profesional, donde cada refuerzo es un mesías, cada directivo un sumo sacerdote y cada aficionado un creyente esperando, una vez más, el verdadero milagro.











