En un espectáculo que combinó el balompié con desfile de moda primitiva, el América demostró que incluso en pretemporada puede vender más camisetas que goles. El cuadro capitalino, disfrazado de personaje secundario de Avatar con su nuevo atuendo azul eléctrico y detalles amarillos fosforescentes (aparentemente diseñados para cegar a los rivales), remontó un marcador que importa menos que los derechos de transmisión.
El Puebla, fiel a su tradición de hacerle el favor a equipos con más seguidores en Twitter, cedió ante el poderío mediático de un club que entrena más su marca que su defensa. El estadio Ciudad de los Deportes vibró… con las quejas de los puristas que aún creen que el fútbol debería tratarse de fútbol.