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Chivas cae ante los Bravos en un partido que redefine el concepto de tragedia griega

El Rebaño Sagrado vuelve a tropezar mientras los Bravos escriben su propia epopeya fronteriza.

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En un espectáculo que osciló entre el drama shakespeariano y la comedia del absurdo, Chivas del Guadalajara demostró una vez más que su habilidad para convertir oportunidades en fracasos es comparable solo a la de un gobierno prometiendo austeridad. Los Bravos de Juárez, esos héroes anónimos de la frontera, lograron su primera victoria del Apertura 2025 tras vencer (2-1) al llamado Rebaño Sagrado, cuyo pastor parece haberse quedado dormido durante el partido.

Óscar Estupiñán (40′) y Jairo Torres (55′) fueron los verdugos designados por el destino para humillar a las Chivas, mientras que Santiago Sandoval, un adolescente de 17 años, anotó al 83′ en un intento tardío de salvar el honor de un equipo que ya había renunciado a él.

El Rebaño inició el encuentro con un dominio tan convincente como las promesas de un político en campaña: mucho ruido, pocas nueces. Roberto Alvarado, en un acto de generosidad sin precedentes, regaló un disparo al portero rival como si estuviera donando a una causa benéfica. Mientras tanto, Erick Gutiérrez intentó sorprender al arquero con una falta rápida, pero su creatividad fue tan efectiva como un billete de lotería sin números.

El VAR, ese deus ex machina moderno, intervino para conceder un penalti que ni los aficionados de Juárez entendieron. Madson de Souza remató como si intentara patear un balón en la Luna, pero el árbitro, en un arrebato de compasión (o ceguera), señaló el punto penal. Óscar Estupiñán, con la frialdad de un verdugo profesional, convirtió el gol que dejó al Rebaño más perdido que un liberal en un mitin conservador.

El segundo tiempo fue una oda al caos: Jairo Torres anotó un gol que hubiera hecho llorar de emoción a los puristas del fútbol, mientras las Chivas se limitaron a correr en círculos como gallinas sin cabeza. El joven Sandoval anotó un tanto de consolación, pero para entonces ya era tarde: el barco del Guadalajara había zarpado rumbo al abismo, y ni el más optimista de sus hinchas podría negar que este equipo parece empeñado en convertir cada partido en una tragicomedia.

Tras esta derrota, las Chivas visitarán a los Xolos, donde seguramente seguirán deleitándonos con su particular interpretación del fútbol como arte abstracto.

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